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Casi todos hemos soñado alguna vez con vivir mil aventuras. Los biólogos, a menudo, podemos hacerlo 😉 La naturaleza de nuestro trabajo nos lleva a menudo a tierras remotas, a países lejanos y exóticos. Pero no es el único tipo de emociones al que tenemos acceso. La aventura del descubrimiento es, quizás, la más apasionante de todas.

Biólogos aventureros

Recorrer senderos inexplorados

El estudiar la fauna o la flora implica tener que ir a buscarlos. Y aunque es fácil encontrar gorriones (Passer domesticus), azulones (Anas platyrhynchos) jaramagos (Diplotaxis virgata) o cantuesos (Lavandula stoechas). Pero cuando se trata de buscar desmanes (Galemys pyrenaicus), corzos (Capreolus capreolus) o lobos (Canis lupus signatus) la cosa se complica.

Trabajar con mamíferos acuáticos y ribereños puede ser muy complejo. Pero ello te lleva a internarte en maravillosos arroyos (a veces no tanto :P), bosques poco transitados y zonas remotas, que de otras maneras permanecerían vetadas para nosotros.

Los transectos de mamíferos terrestres, por su parte, puede llevarnos a las sierras más altas, al viento y a la niebla, en una inclemente lucha contra los elementos. Un trabajo que no es fácil, no sólo por los largos transectos encadenados (entre 18 y 24 km al día) sino también por el desnivel, lo irregular del terreno y lo impredecible de la climatología. Trabajar bajo la lluvia, el frío intenso o un vendaval que casi te tira de espaldas puede convertirse en toda una hazaña, especialmente si tienes una apretada agenda de transectos que cumplir.

Pero no hay aventura si no hay riesgo. Si dejamos a un lado el calor y el frío extremos, lo abrupto de los caminos, el cansancio y los implacables mosquitos, siempre nos quedan los encuentros inesperados. Y es que a menudo te topas con animales que te pueden dar un buen susto. Una vez, piedra en mano por si acaso, tuve que poner tierra y arbustos de por medio entre dos perros asilvestrados que no estaban muy contentos de verme por allí. También me di un buen susto una hembra de alce cuando estuve trabajando en Öland, que salió corriendo de entre los arbustos a mi derecha.

Pero quizás lo que más me impresionaba era escuchar los ladridos de los corzo que pululaban por la zona. Estábamos en plena época de apareamiento y, en la quietud del bosque, de vez en cuando resonaba alguno muy cerca. ¡Parece mentira que un animal tan adorable como ese pueda hacer un ruido como ese!

Arañazos de un oso en la corteza de un árbiol
A veces los encuentros más interesantes no llegan a producirse, pero son igualmente fascinantes. Aquí puedes ver las huellas que las garras de un oso dejaron en un árbol, en la frontera entre Asturias y León

Cuando la aventura está en casa

En ocasiones no hay que irse muy lejos para ir en busca de la aventura. Hasta los trabajos más sencillos pueden convertirse en toda una proeza, si la situación lo requiere. Recuerdo con cariño cuando revisaba los nidos de una colonia de avión común cercana a mi universidad. Estaba localizada en una residencia universitaria y en verano, a 40ºC, me tocaba trabajar allí acarreando una pesada escalera de dos cuerpos mientras los estudiantes se bañaban en su maravillosa y refrescante piscina (ouch). Pero a lo que iba… Había un rincón, apenas una docena de nidos, de bastante difícil acceso. Todos estaba en el techo, sobre la parte externa de un gran aparato de aire acondicionado, que a su vez estaba vallado. Así que llegar a él no era fácil. Nada fácil. Menos mal que de algo me sirvieron mis años de afición a la escalada deportiva. Gracias a ellos podía mantenerme en precario equilibrio, sujeto a la escalera mientras me escoraba peligrosamente a la izquierda tratando de llegar a los nidos más alejados 😛 ¡Qué tiempos aquellos!

También recuerdo tener que subir a unos postes de la luz, de esos de cemento, para instalar unas aparatosas cajas-nido de corcho para carraca (Coracias garrulus) y cernícalo primilla (Falco naumanni) en diversas ZEPAs extremeñas. Aquí también cargaba junto al Bioblogo una pesada escalera (más aún que la otra) a la que apellidábamos Penélope (porque era nuestra cruz :P). Era impresionante cómo a veces se escuchaba la electricidad zumbando en los cables. O como se puede menear un poste de cemento cuando sopla el viento fuerte. Pero por si no fuese bastante, en otro trabajo para otro jefe me tocó revisar las mismas cajas-nido (esta vez yo solo :P). Ahora me río cuando recuerdo cómo un par de veces estuve a punto de caerme mientras me asomaba a las cajas y un mochuelo o un cernícalo salía escopetado por el agujero de la caja-nido. Menos mal que iba bien amarrado a los postes jeje

Descubriendo lo desconocido

Sin embargo, y aunque soy un apasionado de la naturaleza y de todo lo outdoor, pocas cosas me resultan tan fascinantes como la sensación de descubrir algo. Cuando un experimento sale bien, y tras pelear durante horas con la estadística, con la bibliografía y con el inglés, aparece algún resultado significativo. ¡Y además interesante! La sensación es indescriptible. Es asomarte a cosas que nadie sabe (aunque sean pequeñitas y no vayan a cambiar el paradigma de la ciencia actual :P). Pero ayudar a dar forma al conocimiento científico, aportar tu granito de arena al saber de la humanidad, es de lo más gratificante. ¡Aunque luego cueste publicarlo! Sólo un científico puede entender la fascinación de elaborar hipótesis, de llevar a cabo experimentos, de lanzar tus teorías.

Pero no sólo se descubren conocimientos. En mi caso, que soy ávido birdwatcher, es maravilloso el avistar alguna especie que aún no estaba en tu lista. La emoción de ir a un lugar nuevo en busca de ese pájaro que te han dicho que anda por allí. O mejor aún, cuando paseas por cualquier rincón natural de tu ciudad y, de súbito, se te cruza algún bicho en el camino. Y maldices tu suerte (y tu mala memoria :P) por haberte olvidado en casa la guía de aves (o mamíferos, o reptiles, o lo que te guste). Para los que nos gusta la fauna, la sensación que produce un encuentro cercano con cualquier animal (o planta, si eres botánico en vez de bichólogo) no se puede explicar con palabras. Seguro que me entiendes 😉

Pollo de garcilla bueyera
Paseando un día por el azud me topé de súbito con este pollo (bien grande :P) de garcilla bueyera (Bubulcus ibis) que estaba tan sorprendido como yo de verme por allí. Aunque he visto miles y miles de estas aves, me encantó lo inesperado del encuentro, tanto que no dudé en usar la cámara para inmortalizarlo 😉 (¡menos mal que llevaba la réflex colgada!)

La Biología es una puerta abierta para cualquier corazón aventurero. Da igual si te gusta cruzar bosques y montañas, si sueñas con iniciar tu propio viaje del héroe por lo desconocido, o si por el contrario decides navegar por los procelosos mares del conocimiento y la investigación en busca de nuevos descubrimientos. Si eres una de esas personas inquietas, que siempre tratas de ir un poco más allá, de explorar los límites, entonces no te has equivocado eligiendo esta carrera.

Cuéntame qué te ha parecido el post. Pero sobre todo tu experiencia. Porque al final, lo que buscamos los aventureros son experiencias. Y quien sabe si tu historia puede ser el germen de otra para alguno de nosotros. !Te espero en los comentarios o en las redes sociales!

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Sobre mí

Biólogo, lector y curioso, siempre. Viajero, escritor y fotógrafo aficionado en los ratos libres. Y mientras tanto, ayudo a jóvenes biólogos en mi blog "El Bichólogo

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  1. Hola Andrea!

    Si te gusta el birdwatching, lo imprescindible es tener una guía de aves de tu zona y un buen par de prismáticos. Lo segundo que te aconsejaría es, si tienes la oportunidad, salir con alguien que controle del tema. Aprenderás muchísimo y muy rápido. Algunas de mis mejores experiencias de birdwatching han sido con gente que sabía mucho más que yo: vi muchos más pájaros, aprendí muchos trucos para identificar determinadas especies y sus cantos y disfruté de lo lindo. Es genial compartir las observaciones con alguien igual de apasionado que tú 😉

    Si no puedes ir con algún experto no se acaba el mundo 😛 Siempre puedes ir con tu cuenta. Con tiempo, paciencia y ganas aprenderás casi igual de rápido 😛 Los mejores sitios en las ciudades son los ríos y los parques y jardines. Muchas veces vamos por la ciudad mirando sin ver y multitud de especies nos pasan desapercibidas. Pero cuando vayas buscando atentamente verás un montón de especies que ni si quiera te habías dado cuenta de que existían en tu ciudad. Además, si conoces alguna zona húmeda cercana a tu casa (lagunas, pantanos, o cualquier otra zona inundada) suelen ser sitios muy buenos para foguearse en esto del birdwatching, ya que las comunidades de acuáticas suelen ser abundantes y variadas. Con los prismáticos y la guía pronto irás identificando las especies más comunes. Pero lo más divertido es cuando ya las conoces y empiezas a encontrar especies nuevas que no habías visto antes 😉 Si puedes, ve con frecuencia al mismo sitio, y así vas viendo como va cambiando la composición de la comunidad: verás las aves estivales, luego llegarán las invernantes, algunas que pasen en migración… Todo depende de la época del año 😉

    Y por supuesto, si tienes la oportunidad de ir a alguna zona protegida (Parque Natural, Parque Nacional, Reserva de Naturaleza….) no lo dudes. ¡¡Pero que no se te olviden la guía y los prismáticos!! 😛

    Y si quieres dedicarle mucho tiempo, siempre puedes formar parte de algún programa de voluntariado. No sé de donde eres, pero siempre suelen existir grupos de anilladores que necesitan que le echen una mano. Eso te permitirá reconocer especies muy cerca (en mano) y de lejos con los prismáticos. También hay voluntariados para censos y demás, que también te pueden ayudar a identificar mejor las aves. O incluso hay cursos de identificación organizados por distintas asociaciones conservacionistas. Lo que más te guste 😛

    Pero como te digo, tú sola puedes ir explorando los lugares cercanos a tu casa o tu ciudad. Pero si puedes convencer a alguien para que te acompañe, puede ser aún más interesante. Aunque parezca mentira, a mucha gente le fascina ver aves aunque no sean biólogos. Lo que pasa es que nunca se lo han planteado 😉

    Un saludo y espero haberte sido de alguna ayuda 😉

  2. Hola he leído todo… Me parece bien eso de salir a explorar por mi misma y sobre todo el hecho de observar aves, suelo observar todo tipo de fauna jejeje es fantástico poder observarlos aún en la civilización. Qué me recomiendas para comenzar a hacer mis exploraciones por mi cuenta? Crees que sea recomendable salir cerca de donde vivo?
    Me fascina conocer lugares nuevos, pero me gustaría adentrarme más por mucho tiempo.
    Bueno bichólogo me despido y ojalá puedas compartirme unos tips para ser mejor birdwatcher. Hasta pronto!

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