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Dar a conocer la naturaleza al público puede ser una profesión de lo más satisfactoria. No sólo te permite convertir algo que te gusta en una profesión sino que, además, estás contribuyendo a a la conservación de esas especies o ese espacio por el que estás guiando. Hoy voy a hablarte de como es esa experiencia. O, al menos, de como ha sido para mí. Pues recientemente he tenido la oportunidad de guiar a un grupo de pacenses a lo largo del tramo de río que atraviesa la ciudad, ayudándoles a descubrir el maravilloso tesoro natural que encierra. Esto fue posible gracias a la Asociación de Amigos de Badajoz, entidad que se esfuerza en dar a conocer el rico patrimonio de esta ciudad, tanto histórico como natural, en este caso.

Un día de guía de naturaleza

La idea

Siempre he sido un enamorado de Extremadura en general y de Badajoz en particular. Cuanto más viajo, cuanto más conozco otros países, más aprendo a apreciar todo lo que ofrece mi ciudad. Situada en un enclave estratégico, con más de 1200 años de historia a sus espaldas, Badajoz no sólo ostenta una gran riqueza arquitectónica y cultural, sino que también alberga una de las pocas ZEPAs urbanas de toda Europa.

Al encontrarse en medio de la ciudad, cualquier persona interesada puede acercarse y disfrutar de algunas especies tan emblemáticas como las garzas reales, las garcillas bueyeras o los martinetes. Y, sin embargo, este variado y rico tesoro natural permanece desconocido para la mayor parte de los ciudadanos. Es por ello que decidí proponer a Amigos de Badajoz la realización de esta visita guiada entre el Puente Real y el Puente de Palmas, un recorrido de apenas 2 km en el que pudimos disfrutar de 34 especies de aves.

La preparación

Cuando vas a guiar a un grupo de personas, sea donde sea, debes realizar una cierta preparación previa. No basta con saber mucho sobre las aves, sino que debes conocer los mejores sitios .

Como vivo bastante cerca del río, toda esa zona la tenía muy visitada. Sabía que en ese tramo de río es muy fácil avistar fochas comunes (Fulica atra), gallinetas (Gallinula chloropus) y garcillas cangrejeras (Ardeola ralloides). Además, también son frecuentes por allí las gaviotas reidoras (Chroicocephalus ridibundus) y sombría (Larus fuscus), las gacetas comunes (Egretta garzetta) y garcillas bueyeras (Bubulcus ibis), siendo también una buena zona para ver en vuelo a los martinetes (Nycticorax nycticorax), moritos (Plegadis falcinellus) y espátulas (Platalea leucorodia).

También conocía un buen punto de observación donde suelen rondar una pareja de calamones (Porphyrio porhyrio) y otra de avetorillos (Ixobrychus minutus), dos especies que, por su costumbre de esconderse entre el carrizo y los juncos, suelen pasar desapercibidas para el visitante casual. Y otro punto más donde podría encontrar vencejos reales (Tachymarptis melba) y así enseñar a los asistentes las diferencias con el vencejo común (Apus apus) que se ve fácilmente en casi cualquier parte de la ciudad.

Pero como nunca hay que confiarse demasiado, las semanas anteriores al día de la vista me dediqué a pasear una y otra vez por la zona por la que discurría la ruta. No sólo intentaba confirmar que los animales que solía encontrar seguían por allí, sino que buscaba alguna otra especie nueva que tuviese querencia por algún punto de la ruta. Así descubrí cómo los aviones solían ir a coger barro a unos charcos cercanos al paseo fluvial para poder hacer y reparar sus nidos, y localicé un par de nidos de gallineta que podían ser observados desde lejos con los telescopios sin molestar a los animales.

Además, presté atención a algunos foros donde se hablaba de avistamientos de aves en la zona, pudiendo así enterarme de la presencia de un ejemplar de gaviota cana (Larus canus) o confirmar que se había visto unos días antes un ejemplar de avetoro (Botaurus stellaris).

Fui anotando todos los detalles que pudiesen ayudarme a que viésemos el mayor número de animales durante la visita. Aunque cuando se trabaja con animales silvestres es imposible asegurar que los verás, a nadie le gusta ir a una visita para ver aves y no encontrar ninguna ???? Por eso es tan importante este trabajo previo, independientemente de lo mucho que te puedas conocer el lugar. Tanto en el caso del avetoro como en de la gaviota cana, aunque sabía por dónde se habían visto los dos ejemplares, no pude localizarlos ni antes ni durante la visita. La suerte, como ya te he dicho, juega un papel importante en esta profesión y debes de contar con ella (tanto con la buena como con la mala :P).

Vegetación en el puente viejo
Uno de mis puntos de observación favoritos (especialmente al atardecer): la vista desde el Puente de Palmas. Una zona genial por la abundante vegetación que sirve de refugio a numerosas especies de aves.

La ruta en sí

Amigos de Badajoz es una asociación sin ánimo de lucro bastante conocida en la ciudad. Todas sus actividades son gratuitas y esta no era una excepción. Así que esperábamos que viniese gente. La actividad había tenido cierta repercusión, pues me habían entrevistado en la radio local y había salido anunciada en prensa, pero hasta que no estuve en el lugar del encuentro no tenía ni idea de cuanta acudiría

Salí con tiempo,por si hubiese algún imprevisto. Llevaba mis propios prismáticos, unos de repuesto (por si alguien no tenía), mi telescopio y mi guía de aves. Y en bendita hora, pues mi novia y yo nos encontramos con un magnífico ejemplar de garza imperial muy cerca de nosotros y pudimos disfrutar contemplándolo durante unos minutos con el telescopio. Pero el deber es el deber, así que recogimos los bártulos y nos dirigimos al punto de encuentro. Allí se había empezado a reunir la gente y, a los pocos minutos, ya superaban la treintena. También, in situ, me entrevistó la televisión local y otro periódico.

Comencé presentándome (detalle importante :P) y dando una pequeña charla introductoria. Es fundamental ser consciente del nivel de las personas a las que vas a guiar. No es lo mismo dar una charla a gente que desconoce el tema, que a niños de colegio que a birdwatchers, por ejemplo. Tendrás que adaptarte a cada grupo y hablar su idioma (y no me refiero a la lengua, sino a su jerga, su forma de hablar, su nivel de conocimientos).

Recuerda que, al contrario que piensan algunos, usar muchos tecnicismos no te convierte en un mejor guía. Tienes que interpretar lo que la gente está viendo, traducirlo a palabras que puedan comprender, sabiendo que quizás muchos no tengan los conocimientos que tú posees. Pero tampoco debes rebajar el nivel demasiado, o pensarán que los estás tratando como tontos. Encontrar el equilibrio adecuado para cada grupo es todo un arte que se consigue sólo con práctica.

También es muy importante hablar con pasión. Las visitas guiadas son una forma de educación ambiental y por tanto tienes que transmitir conocimientos, inculcar valores, incitar a la gente a conocer, a descubrir su entorno y, sobre todo, a conservarlo. Y no hay mejor comunicador que aquel que es un apasionado de lo que habla. Porque la pasión es contagiosa, despierta la curiosidad, y esa es la mejor herramienta que tiene un guía para transmitir el conocimiento. Por tanto has de ser apasionado en lo que haces y en lo que dices, que tu audiencia perciba lo importante que es lo que les estás enseñando.

Una vez hechas las presentaciones propias y del lugar donde se iba a realizar la ruta, comenzamos a observar aves. La verdad es que tuvimos mucha suerte, ya que en esa zona hay varias islas con carrizo y abundante vegetación de ribera, lo que favorecía la presencia de la fauna. Nada más colocar los telescopios pudimos observar un nido de gallineta, una garza real, algún martinete y un par de garcillas cangrejeras.

Mi idea era ir avanzando rápido y hacer dos paradas largas, una en cada puente, porque hay buenos puntos de observación y son zonas donde se observan fácilmente calamones, avetorillos y nutrias. Pero la gente estaba tan entregada a la observación de todos los bichejos que fuimos observando que tardamos más de una hora y media en recorrer un kilómetro y medio. Sin embargo, creo que fue una buena idea adaptarse a lo que la gente quería, a su ritmo. El objetivo dejó de tener sentido y fuimos disfrutando del viaje.

Como ya te comentaba antes, estas rutas son una forma de educación ambiental. Por eso hay que aprovechar las oportunidades que el medio te brinda para concienciar a la gente. Así que aproveché un par de veces para enfocar algún grupo de aves  que estaban nadando junto a alguna botella o resto de basura flotantes, lo que me daba pie a hablar de la importancia de conservar el el río. El avistamiento de especies como el calamón o el morito, que hasta hace no mucho estaban restringidas a humedales bastante localizados, me permitió hablar un poco de cómo fluctúan las poblaciones y de cómo especies amenazadas pueden recolonizar antiguas áreas si se aplican las medidas de conservación adecuadas.

La visita prosiguió hasta uno de los puntos estrellas: la parada sobre el primer puente. Gracias a mi trabajo previo, sabía que allí era muy fácil ver los calamones, los avetorillos o incluso la nutria. Y ninguno de los tres faltó a esta improvisada cita, para deleite de todos los presentes (incluido yo :P). Además, como hay algunas pequeñas islas de roca muy frecuentadas por las gaviotas, me permitió explicar las diferencias entre las especies de gaviotas, así como diferencias entre adultos y juveniles.

Como la visita se había hecho mucho más larga de lo que pensaba, decidí terminarla en ese punto. Pero dado que aún había gente interesada, decidí continuar hasta el otro puente con todos aquellos que aún tuvieran tiempo y ganas. Y fuimos unos cuantos ???? Avanzamos deprisa hacia el Puente de Palmas, que da entrada a una las principales puertas de la ciudad. Y allí echamos otro rato, observando algún martinete, un preciosa garcilla cangrejera muy de cerca y hasta una pagaza, que pasó fugazmente sobre nosotros.

Garcilla cangrejera desde el Puente Viejo
La espectacular garcilla cangrejera con la que nos despedimos de la ruta una vez ya en el Puente de Palmas. Foto de Lourdes Torres.

Concluyendo…

Para mí fue un placer realizar esta ruta. No sólo porque soy un enamorado de Badajoz y me encanta poder enseñárselo a todo aquel que esté interesado, sino porque fue una jornada deliciosa a muchos niveles: a nivel de fauna, con 34 especies de aves y la nutria; a nivel de la gente, puesto que conocí a muchas personas encantadoras e interesadas que en todo momento estuvieron atentos a cualquier cosa que les decía; y a nivel profesional, tanto por la experiencia como por algo de networking que hice ;).

En una ruta guiada hay que tener una serie de cosas muy en cuenta:

  • Una buena preparación previa, tanto de campo como de conocimientos, pues te van a preguntar muchas cosas.
  • Saber adaptarse al nivel de la gente a la que vas a guiar, no pecando con los tecnicismo ni por exceso ni por defecto.
  • Ser muy cordial y educado, y siempre atento a las dudas que tenga cualquiera de los visitantes.
  • Saber adaptarte sobre la marcha a los imprevistos que puedan surgir (como el enorme retraso que acumulamos en la primera parte de la ruta).
  • Cuida tu marca personal ???? En una de estas rutas siempre puedes conocer a alguien importante. Sé tú mismo y lleva siempre contigo unas cuantas tarjetas, por si tienes que entregar alguna (yo di tres).
  • Disfruta con lo que haces y seguro que harás disfrutar a los demás.

Y de momento esto es todo. Este es mi propio resumen de la visita, desde un punto de visto del guía. ¿Qué te ha parecido? ¿Tienes experiencia como guía de naturaleza? ¿Cuáles son tus trucos para que una visita salga perfecta? ¿Qué más cosas añadirías al post? Anímate y participa. Entre todos aprendemos mucho más 😉

* La primera foto empleada en este artículo es también propiedad de Lourdes Torres.

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Sobre mí

Biólogo, lector y curioso, siempre. Viajero, escritor y fotógrafo aficionado en los ratos libres. Y mientras tanto, ayudo a jóvenes biólogos en mi blog "El Bichólogo

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  1. ¡Buenas Bichólogo! Me ha venido tu entrada de perlas, ya que estoy haciendo un curso de Guía intérprete de ecoturismo en espacios naturales, y tu experiencia y consejos son bastantes útiles a nivel práctico. Nunca me planteé ser guía a lo largo de la carrera (Biología), pero ahora que me estoy metiendo más en el asunto me parece bastante interesante y bonito. Creo que es una manera muy útil de educar y hacer llegar a la gente la importancia de la conservación de nuestro entorno.
    Un saludo Bichólogo 🙂

    1. ¡Hola Raquel!

      Me alegro de que el post te haya resultado interesante y, sobre todo, útil. Como se suele decir, no se puede amar aquello que no se conoce y, mucho menos, luchar por conservarlo. Por eso, la profesión de guía-intérprete de la naturaleza puede ser un pilar fundamental en la siempre ardua pero imprescindible labor de educación ambiental de la Sociedad. Además, es una salida laboral que te permite estar en contacto directo con el campo, la fauna y la flora, lo que para muchos biólogos es prácticamente un sueño hecho realidad 😉

      ¡Mucha suerte con ese curso!

  2. Muy buena narrativa de este paseo, muchas felicidades a quienes pueden disfrutar de esta maravilla de la naturaleza hace algunos años tuve la oporyunidad de trabajar en la universidad y conozvo la ciudad muy bien, la historia me hizo recordar esa experiencia…hoy soy ornitologo!!

    1. ¡Muchas gracias Carlos!

      Espero que guardes un buen recuerdo de la ciudad. Ahora luce mucho mejor que entonces, y la fauna del Guadiana es cada vez más rica y variada. Y si alguna vez pasas por aquí será un placer enseñarte un poco más de los tesoros naturales, arquitectónicos y gastronómicos de Badajoz 😉

      ¡Un saludo, compañero ornitólogo!

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