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Encontrar un trabajo cualificado y bien remunerado es la aspiración de cualquier persona cuando comienza una carrera. Y los biólogos, por supuesto, no somos una excepción. En un mundo tan competitivo como el actual, cada vez hay más profesionales preparados y cada vez se requiere más y más experiencia que, paradójicamente, sólo se puede conseguir trabajando.

Por ello, el lograr su primer trabajo es una enorme victoria para cualquier profesional. Y yo tuve la inmensa suerte de empezar a trabajar en uno de mis rincones favoritos de la geografía extremeña. Así que, hoy os voy a contar cómo conseguí yo mi primer trabajo, en qué consistía y lo que me supuso a nivel tanto personal como profesional.  Acomódate y acompáñame en este viaje por mis recuerdos y mi experiencia ;)

El primer trabajo

El primer trabajo siempre tiene algo de especial. Pero lo es mucho más cuando lo realizas en uno de los entornos más espectaculares de la geografía española y uno de los epicentros del turismo ornitológico de Europa: el Parque Nacional de Monfragüe. Ahí es nada :P

Nuestra función iba a ser la de instalar cajas-nido para paseriformes en el, por aquel entonces, Parque Natural de Monfragüe. Un total de mil cajas-nido, nada más y nada menos. Nosotros debíamos buscar la localización e instalarlas, georreferenciándolas para poder realizar un seguimiento de ocupación en años posteriores.

Suena genial, ¿verdad? Pero seguro que te estarás haciendo la pregunta del millón: ¿cómo conseguí todo esto? Pues ahora mismo voy a contarte mi historia ;)

Una búsqueda infructuosa

Cuando al fin terminé la carrera estaba exultante de alegría. Había alcanzado una meta importantísima y ahora se abría un enorme y desconocido abismo ante mí. Tenía que buscar un trabajo.

Pero lo primero que hice después de la carrera fue tomarme un merecido descanso. De hecho, justo en esas fechas, me surgió la oportunidad de irme de voluntario a la Reserva Nacional de Lachay. Y después de eso dos meses intensos, me puse a buscar trabajo de la única forma que sabía. Comencé a buscar ofertas de trabajo en internet, preparé un currículo estándar y comencé a enviarlo como un loco a todos lados. Mandé decenas de currículos. A veces modificaba un poco el correo pero, en general, usaba el mismo modelo para todas las ofertas. Vamos, que hice todo lo que NO se debe hacer para buscar trabajo :P.

Y así me fue. Recibí algunas contestaciones en las que me rechazaban de forma amable, pero la inmensa mayoría de los correos quedaron sin contestación. Mi solicitud era una de tantas, un joven graduado en biología, con alguna experiencia en voluntariados y en el grupos de investigación. Sí, tenía cierta experiencia, pero no la suficiente como para atraer la atención de alguien que no me conocía absolutamente de nada.

Y así pasaron varios meses. Cada vez enviaba menos currículos, pues estaba profundamente desilusionado. Veía que todo mi esfuerzo era en vano, que no había manera de encontrar esa oportunidad que me permitiese demostrar mi valía como profesional en esto de la biología. Así que hice lo que mucha gente suele hacer en estos casos: seguir formándome.

Si la oportunidad no surge, hay que crearla

Por aquel entonces tuve ocasión de apuntarme a un curso de intérprete y guía de naturaleza extremeña. Se trataba de un pequeño curso de posgrado, y como es un área que me apasiona (¡cada vez más!), ni corto ni perezoso, decidí inscribirme. Los cursos de formación no sólo te permiten adquirir nuevos conocimientos, sino conocer a otros profesionales (o futuros profesionales) con los que puedes ir alimentando tu red de contactos.

El curso resultó ser muy interesante por diversos motivos. No sólo me permitió ahondar en un campo fascinante como es el turismo de naturaleza, sino que también me ofreció una oportunidad tan curiosa como inesperada: una cena. Sí, una cena para celebrar el 25 aniversario de la licenciatura de biología en la Universidad de Extremadura. A la cena asistirían el rector, el decano de la Facultad de Ciencias, profesores del curso, representantes del Colegio Oficial de Biólogos en Badajoz, y dos alumnos de la licenciatura de biología. Para este fin, y como habían terminado las clases oficiales, durante el curso de guía preguntaron si alguno estábamos interesados en asistir. Tanto Nando como yo no tardamos en apuntarnos, viendo la posibilidad de conocer gente y, de paso, tomar una buena cena de gratis :P Pero en aquel momento no nos imaginamos que íbamos a conseguir mucho más ;)

El día llegó y nos presentamos a la hora y en el sitio acordados. Nos sentamos junto a algunos profesores del curso, a los que ya conocíamos y con quienes habíamos hablado. Todo discurrió con una conversación amena e interesante y una buena ración de comida, algo que nunca está de más :P 

Unos y otros compartimos experiencias, y nosotros hicimos contactos interesantes, alguno incluso nos dio pie a alguna oportunidad interesante que no terminó de cuajar.

El caso es que la cena pasó, el curso terminó y ya nos olvidamos del tema. Pero un buen día recibimos una llamada donde uno de los asistentes a la cena nos ofrecía la oportunidad de trabajar en una Parque Natural colocando cajas nidos para paseriformes.

El hecho de habernos conocido en persona, el haber compartido con ellos nuestra propia experiencia laboral, hasta entonces más o menos restringida al ámbito académico, fueron el desencadenante de que nos ofreciesen el puesto a nosotros, sin tan siquiera haber realizado una entrevista previa a toda una serie de candidatos desconocidos,

Imagina cuál fue mi sorpresa. ¡Un trabajo! ¡Uno de verdad! ¡Y de biólogo! No cabía en mí de ilusión y alegría jeje Además, estaría en uno de mis sitios favoritos por aquella época (¡y hoy en día!): el Parque Nacional de Monfragüe. Todo era perfecto. Así que me lancé a aceptarlo.

¡Comienzo a trabajar!

Lo primero fue darme de alta en el Colegio Oficial de Biólogos de Extremadura y hacerme autónomo, siendo esto último muy caro y todo un engorro en España por aquel entonces (aún lo es hoy, pero al menos ha mejorado un poco). Una vez hechos todos los trámites tocaba firmar el contrato y empezar a trabajar ;)

Y el siguiente paso fue mudarme al entorno del Parque de lunes a viernes, en concreto a Malpartida de Plasencia, junto a los que serían mis dos inseparables compañeros de trabajo. Allí instalamos nuestro centro de operaciones (por cuenta de la empresa) y desde allí salíamos cada día para sembrar de cajas-nido el Parque.

Descubriendo un Monfragüe nuevo

Trabajar en Monfragüe me supuso no sólo poder disfrutar diariamente de algunos de mis rincones favoritos, sino que permitió explorar lugares a los que el gran público no puede acceder. Estuvimos instalado cajas-nido en algunas zonas de acceso restringido, siempre bajo la atenta mirada de la guardería del parque. Y puedo decirte que es uno de los momentos que más he disfrutado.

Aunque no era un trabajo muy técnico, el pasar largas horas en mitad de la naturaleza es algo que siempre resulta muy reconfortante. Viajes por caminos y pistas en vehículos todoterreno, largas caminatas por el monte y mucho aire puro, sin el ruido y la compañía de un sinfín de turistas. Todo esto  te brinda, además de una enorme tranquilidad,  la posibilidad de encuentros cercanos con infinidad de fauna, algunos tanto llamativos como ciervos, jabalíes e incluso un tejón, que nos estuvo gruñendo (y acompañando) hasta que salimos de su territorio.

Por supuesto, también es fácil encontrarse con otros bichejos muy interesantes pero que pasan más desapercibidos si no tienes el ojo entrenado y atento, como pequeñas aves, anfibios, reptiles o pequeños carnívoros, como  el zorro (Vulpes vulpes), la gineta (Genetta genetta) o la diminuta comadreja (Mustela nivalis). Incluso, llegamos a encontrarnos en medio de una dehesa donde pudimos encontrarnos varios nidos impresionantes de buitre negro (Aegypius monachus). Toda una vivencia.

Comer a los pies de un arroyo, bajo la abigarrada sombra de un bosque galería, o perderse en medio de un denso bosque mediterráneo, deleitarse con el canto de un sinfín de aves o quedarse maravillado ante el brutal espectáculo de un centenar de buitres devorando una carroña, son experiencias que no es fácil vivirlas en un lugar atestado de turistas. Es una forma de estar en contacto directo con la naturaleza, en conexión directa y profunda con la naturaleza.

Y por si fuera poco, estuve trabajando para mejorar y fortalecer las poblaciones de paseriformes, aportando nuevos refugios y zonas de cría, poniendo mi granito de arena para aumentar la biodiversidad de un lugar ya de por sí maravilloso. ¿Qué más se puede pedir? :)

Resumiendo

Lo primero que os quiero destacar de esta historia es que los medios tradicionales de buscar trabajo ya no funcionan. Cada vez hay más profesionales sobradamente cualificados que aspiran a un mismo puesto de trabajo. La globalización de las comunicaciones y la mayor movilidad han logrado que cualquier persona pueda aspirar a un trabajo en cualquier parte del mundo. Y los reclutadores reciben cientos de currículos que apenas difieren unos de otros. Hay que destacar.

En segundo lugar, nunca me cansaré de la importancia FUNDAMENTAL de hacer contactos. El networking, palabra muy de moda hoy en día, es casi con total seguridad, una de las formas más comunes (y fáciles) de conseguir un trabajo. Hay que aprovechar cada oportunidad, por pequeña que sea, de crear nuevos contactos profesionales. ¡No lo olvides!

Y entrando ya en un ámbito personal, esos meses en Monfragüe supusieron una experiencia difícil de explicar con palabras. Fue mi primer empleo real como biólogo y me aportó una gran experiencia profesional. Pero es que, además, disfruté de grandes experiencias en un entorno inigualable e hice amigos que aún hoy en día (14 años después) aún mantengo.

Pero lo más importante de todo es que lo disfruté intensamente y guardo un recuerdo excepcional de ese primer trabajo. Además, me sirvió para adquirir muchas tablas, no sólo en el trabajo en sí, sino en el trato con mis jefes y mis compañeros. Pero sobre todo, me ayudó a adquirir esa confianza tan necesaria en uno mismo, a demostrarme que todo lo que había aprendido en la carrera podía y sabía aplicarlo. Y para demostrarme, una vez más y de forma definitiva, que la biología era mi vocación.

Y hasta aquí el post de hoy. Espero que te haya gustado y que me cuentes tu opinión. O también la historia de tu primer trabajo, o de lo que estás haciendo para conseguirlo. No te cortes y deja un comentario, mándame un correo o usa el formulario de contacto. ¡Hasta la próxima!

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Sobre mí

Biólogo, lector y curioso, siempre. Viajero, escritor y fotógrafo aficionado en los ratos libres. Y mientras tanto, ayudo a jóvenes biólogos en mi blog "El Bichólogo

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