Hablar de Biología es hablar de ciencia. Sí, existen otras muchas ramas, como la educación ambiental, la enseñanza, la consultoría medioambiental... Y cada una con sus propias salidas laborales (algunas poco conocidas). Pero todas, sin excepción, se basan en una serie de conocimientos que emanan, en mayor o menor medida, de la investigación básica. Por eso hoy quiero romper una lanza en favor de esta disciplina tan poco valorada por el público en general y por los políticos en particular y contribuir al que es otro de los grandes debates de la biología.

¿Qué es la investigación básica?
Es aquel tipo de investigación cuyo objetivo es aumentar el conocimiento sobre una determinada materia, sin que ello tenga ninguna aplicación a corto o medio plazo sobre la sociedad. Saber por saber, como dicen algunos, sin que se pueda valorar económicamente esos avances y esos descubrimientos al no tener una utilidad práctica inmediata.
Cuando la gente piensa en investigación en su imaginación se perfila el típico científico con bata, matraces humeantes y animales flotando en tarros llenos de formol. Un científico que vive encerrado en su laboratorio, de espaldas a todo y a todos. Como si lo que allí ocurre, lo que allí se descubre, no saliese de las cuatro paredes de su laboratorio. Pero nada más lejos de la realidad.
La investigación básica, no obstante, también se llama investigación pura o fundamental, y no por mero capricho. Es el paso previo para poder realizar una ciencia aplicada, que por su propia definición, debe de partir de un conjunto de conocimientos previos y darles una utilidad práctica.
Sin todo ese acúmulo de conocimientos sobre la fisiología celular, sobre el comportamiento de las distintas especies, sobre la morfología de los distintos órganos y rasgos de la fauna y la flora, sin toda esa labor descriptiva y experimental llevada a cabo con organismos que van desde las arqueobacterias hasta las especies más complejas, no se podría avanzar en el desarrollo de nuevos tratamientos, de nuevas técnicas aplicadas a la conservación, o en la creación de nuevos nichos laborales. Sin ciencia básica no hay ciencia aplicada, así de sencillo 😉
El desdén por la ciencia básica
Durante toda mi vida investigadora me he dedicado a la ciencia básica, trabajando en temas como selección sexual en aves, ecología comportamental y evolutiva o competencia espermática. Incluso mi tesis doctoral se encuadra totalmente en la rama de investigación básica. Y siempre, cuando alguien me preguntaba a lo que me dedicaba y se lo explicaba, me respondía invariablemente:
Vale, pero ¿eso para qué sirve?
Es una de las frases qué más odio. En nuestro mundo actual, en nuestra sociedad, tenemos una mentalidad cortoplacista que busca siempre la aplicación y el beneficio económico inmediatos. Pensar a largo plazo no es nuestro fuerte ni el de nuestros políticos. Y así nos va.
Invertir en algo que no reporta beneficios económicos, bien sea en forma de tecnología, de patentes o de cualquier otra aplicación susceptible de ser vendida, se ve como un mal negocio. Eso ha llevado a que países como España hayan reducido enormemente los presupuestos dedicados a investigación, y que de los restos de esta debacle se desvíen la mayoría de fondos a investigación aplicada, descuidando así los verdaderos cimientos de la ciencia y por tanto, del avance científico y tecnológico.
Esto es un enorme error, que no hace sino demostrar la incultura científica de algunos gobiernos, pues el desarrollo de un país va parejo con su inversión en I+D+i. De hecho, aquellos países que más que han invertido más en investigación a pesar de la crisis son los que están liderando una recuperación económica más rápida.

¿Cuáles son los países a la cabeza de la inversión? Aquellos más desarrollados. Pero también se ven algunos países más pobres que ahora están en un proceso de crecimiento gracias a sus políticas de inversión en I+D+i. Los números hablan por sí solos
Sin embargo, existen países como España que no han hecho sino reducir su inversión en investigación con la excusa de la crisis, mientras buenas parte de los países han hecho todo lo contrario. Y es que la investigación es progreso y eso, al final, genera riqueza y desarrollo.
Poniendo en valor la investigación básica
Por todas estas razones es importante colocar en su lugar a este tipo de investigación. Hay que remover conciencias al respecto, comenzando por nosotros mismos. Muchos estudiantes de biología no entienden el poder y la importancia que tienen la investigación fundamental no ya en biología, sino en su capacidad de transformar profundamente la sociedad.
¿Qué sería de la investigación sobre el cáncer, el sida, la malaria... sin todos esos años de estudio sobre la célula, todos los procesos, mecanismos y rutas metabólicas que tienen lugar en ella, sin conocer en detalle los procesos de división celular, los tipos de citocinesis o cómo terminan su vida mediante una muerte programada o apoptosis?
¿Qué sería de toda la terapia génica, de los avances en la edición de los genes, de la capacidad de descifrar y mapear el ADN de cualquier criatura, sino Mendel no hubiese estudiado el cruzamiento de distintos tipos de guisantes?
¿Y todos esos medicamentos que deben su existencia al concienzudo estudio de hongos, bacterias, levaduras o plantas, entre otros seres vivos? ¿Se habría desarrollado tanto la medicina de no haber sido por aquellas personas que prestaron atención a algo tan minúsculo y, en apariencia, aburrido como estos seres microscópicos?
Y estos son sólo algunos de los múltiples ejemplos de cómo la ciencia básica nutre de conocimientos y técnicas a la aplicada. Pero también puedes verlo en la conservación, gracias a la ecología y a saber cómo fluctúan las poblaciones, o a conocer los sistemas de emparejamientos de las distintas especies; o en el área de la investigación en medicina, ya que el conocimiento de la fisiología de distintos animales nos permite una aproximación muy cercana a como funciona nuestro propio cuerpo, y podemos usarlos como sujetos experimentales.
Podría llenar posts enteros con múltiples ejemplos donde la ciencia aplicada se ha erigido sobre los sólidos cimientos de la investigación básica. Pero lo importante creo que ha quedado claro, y es que, para aplicar unos conocimientos, dichos conocimientos deben haber sido aportados previamente, y este es el papel de la ciencia fundamental.
Por eso es tan importante que la gente olvide esa pregunta tan terrible de ¿Y eso para qué sirve? y lo cambia por "Eso quizás pueda servir para...". Los científicos tenemos la obligación de crear esa conciencia científica en la sociedad de la que te hablaba en el post anterior. La sociedad debe conocer y apoyar a la ciencia y a los científicos, pues son uno de los grandes motores del desarrollo socieconómico y tecnológico. Porque a su vez son los ciudadanos los que pueden exigir con su voto a los políticos que inviertan más en ciencia y, por tanto, que inviertan más en el bienestar y en el desarrollo de nuestra sociedad.
Pero ojo, no caigamos tampoco en virar completamente al otro extremo y descuidar la ciencia aplicada. Hay que buscar un balance, un equilibrio entre ambos modelos de investigación, tan válidos y apasionantes el uno como el otro. Pero actualmente, en un buen número de países, ambos modelos están desbalanceados, con una inversión mayoritaria en ciencia aplicada mientras que a la pura se la condena al ostracismo y al olvido. Y eso, querido lector, es algo que debemos cambiar 😉
Y hasta aquí mi opinión sobre la importancia de conocer y valorar los aportes de la ciencia básica. Sin embargo, no me quiero ir sin invitarte a leer el artículo que me trajo a la cabeza este tema. Además, si rebuscas información en internet podrás ampliar muchísimo las breves pinceladas que te he dado acerca de este candente debate.
Pero ahora quiero escucharte a ti. Cuéntame, ¿qué opinas de la ciencia básica? ¿Dónde crees que está el equilibrio entre esta y la aplicada? ¿En cual de estas dos ramas de la investigación te gustaría participar? Estoy seguro que el debate podría resultar de lo más interesante y enriquecedor para todos 😉
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Siempre es muy importante equilibrar las cosas es una selección natural de las cosas como lo dijo Darwin, una investigación no puede caminar sola debe ir de la mano, el para que sirve son los capitalistas que buscan una oportunidad para hacer más dinero a corto plazo. lo bueno seria invertir en la aplicación básica para descubrir nuevos conocimientos y nos pueda salvar vidas en un futuro.
¡Hola Johnny!
Estoy de acuerdo contigo en que hoy en día, es necesario que la investigación debe producir algún rédito (y si es económico, mejor aún). Pero la investigación aplicada sólo puede ser construidad desde la investigación básica. Es la materia prima necesaria, el primer paso.
El problema es que tendemos a centrarnos sólo en aplicada. Pero si de deja de invertir en básica estamos perdiendo oportunidades, nuevos descrubrmientos que podrían abrir nuevos caminos a la investigación aplicada.
Sí, hay que buscar un equilibrio. Pero no podemos olvidarnos de alimentar las raíces de la ciencia o se nos secará todo el árbol 😉
¡Un saludo y feliz semana!