15 comments

Aunque parece el título de un libro de autoayuda, saber decir no en el momento adecuado es una de las cualidades que más falta hace hoy en día a muchos biólogos. En estos tiempos de crisis tener un trabajo de lo nuestro es casi un sueño, al menos en España, así que… ¿Cómo decir no a una oferta por mala que sea? Pues hoy te voy a enseñar lo importante que puede llegar a ser 😉

Tienes que hacerte valer

La biología no es una de las carreras ni de las profesiones más estimadas socialmente. Es probable que cuando le dijiste a tus padres «Quiero ser biólogo/a» ellos te dijeran (o al menos lo pensaran): «¿Biología? Pero si eso no tiene salidas«. O si eres uno de los afortunados que están trabajando de biólogo habrás escuchado más de una vez «Eso no es trabajar. Tendrías que tener un trabajo de verdad, como el mío«.

Además, hoy en día la situación no está como para tirar cohetes. Hay muchísimo paro en nuestro sector y rechazar cualquier oferta, por mala que sea, es poco más que un suicidio. ¿O no? Si te paras a pensarlo, aceptar ofertas de empleo ridículas o directamente humillantes no hace sino perpetuar esa visión de la que la biología no es un trabajo serio, sino algo a lo que se dedican cuatro frikis. Por eso es tan importante plantarse y decir NO.

Aunque sea tomándolo con humor, la realidad a veces no es tan distinta a la que refleja este meme

Una historia real…

Hace mucho, mucho tiempo, dos bisoños estudiantes de biología (un servidor y mi colega de Bioblogia) asistieron a una cena oficial de la Universidad de Extremadura con motivo del 25 aniversario de su fundación. La verdad es que acudimos por suerte. Durante una clase de un curso de postgrado pidieron dos voluntarios para ir en representación de los alumnos. Y curiosamente sólo nosotros levantamos la mano. ¡Era una cena gratis!

El caso es que comenzamos a hacer networking con el resto de los invitados (aunque por aquel entonces ni conociéramos esa palabra :P). Habían acudido el rector, representantes de los profesores y algunos profesionales del sector que estaban participando en dicho curso. Entre plato y plato, fuimos guiando la charla hasta la realización de unas prácticas no remuneradas. El trabajo sonaba interesante a priori: el dueño de unas casas rurales quería que diseñáramos unos senderos ecoturísticos y los preparáramos con comederos y bebederos artificiales para las aves.

No cobraríamos nada, pero serían unas prácticas profesionales muy interesantes para engalanar el currículo de unos jóvenes estudiantes de biología (por aquel entonces en el último o penúltimo año de la carrera). Así que, tras la cena, aceptamos con muchas ganas, ideas e ilusión.

El tiempo pasaba y nosotros ya teníamos todo el proyecto pensado, algo profesional, con mapas georeferenciados, todo muy bonito. Y muy trabajado. Y entonces, a menos de una semana de irnos para allá, nos escribe esta persona. Nos dice que ya que estaremos una temporada allí nos envía una lista de tareas adicionales que incluían cortarle el césped, limpiar la piscina y algunas otras labores de mantenimiento. ¿WTF? Tuvimos que volver a leer el mail para cerciorarnos de que era cierto. Nos pedía un trabajo profesional, no recibíamos ni un euro y nos costeábamos nosotros todo. Pero ahora encima quería que fuésemos sus jardineros y chicos de los recados.

Sorprendidos, le respondimos diciéndole que aquello no tenía nada que ver con lo que habíamos acordado. Que sí, que éramos estudiantes de biología, pero que nos había pedido un trabajo profesional y por tanto nos habíamos empleado a fondo para prepararlo. Que habíamos aceptado no cobrar por ello porque la experiencia práctica nos resultaba útil, pero que no estábamos de acuerdo con esas nuevas condiciones añadidas a última hora.

Al hombre le sorprendió nuestro correo. Nos dijo que tampoco era para tanto, que a ver quiénes nos creíamos que éramos. Que no éramos más que unos estudiantes, que con esos humos y esa actitud jamás llegaríamos a ninguna parte ni lograríamos entrar en el mundo laboral.

Tras recibir aquel mensaje, le dijimos muy amablemente que ya no estábamos interesados en sus prácticas y que se buscase a otros estudiantes de los que aprovecharse. Así que puedes imaginar la contestación airada y totalmente fuera de tono del susodicho (bastante menos correcto que nosotros :P). Y de este modo dimos por finalizada nuestra aventura con aquellas «prácticas profesionales» que eran de todo menos profesional.

La moraleja

Le dijimos que no a unas prácticas muy interesantes sobre el papel que nos podrían haber dado un buen empujón al currículo. Él nos dijo que así, exigiendo respeto, no llegaríamos a ningún lado y no nos contratarían en ningún sitio. Y aquí me tenéis, habiendo trabajado como científico, con una tesis doctoral (casi casi :P), habiendo trabajado en varios países y con una treintena de publicaciones entre papers y charlas y posters en congresos. Desde luego aquel hombre no se habría ganado la vida como vidente 😉

Valorarte a ti mismo nunca está demás y tu profesionalidad es tu principal carta de presentación. Si no la defiendes tú, nadie lo hará. Sí, hay mucha competencia, pero no vale conseguir ese voluntariado, esas prácticas o ese trabajo a cualquier precio, especialmente si te estás devaluando a ti mismo y a la profesión. Porque eso te afecta a ti, me afecta a mi y a todos los que trabajamos o aspiramos a trabajar en este maravilloso mundo de la biología. Tienes que hacerlo por ti y tienes que hacerlo por nosotros 😉

Concluyendo

Ésta es sólo una anécdota que me ha ocurrido en mi vida profesional. En general he tenido suerte: trabajos interesantes con buenos jefes y comprometidos con los proyectos o las investigaciones de turno. Hay muy buenos profesionales de nuestro campo ahí fuera 😉

Por ello, con este post no quiero decir que debas dejar pasar ese voluntariado o esas prácticas o esa oferta de trabajo porque no ofrecen las condiciones perfectas. Para nada. Todo depende mucho de la situación en la que estés y de las característica en concreto de cada oferta o situación. Pero sí que debes saber poner límites, líneas rojas que nadie debe traspasar.

No sólo es algo bueno para ti a nivel profesional, sino también para tu salud mental. Si esas situaciones se mantienen en el tiempo terminarán por minar tu ánimo y tu autoestima. Todos tenemos que luchar por ese reconocimiento de nuestra profesión, de nuestra labor. Es un trabajo de equipo 😉

Y ahora te toca a ti contarme… ¿Cuál ha sido tu experiencia al respecto? ¿Has dicho NO alguna vez a unas prácticas o trabajo? ¿Has aceptado algo de lo que luego te has arrepentido? Cuéntame tu historia, que seguro que ayudará a mucha gente.

¿Estás cansado de buscar trabajo como hasta ahora sin resultado?

Suscríbete y consigue gratis el PDF "5 Razones por las que Un Blog Aumentará tu Empleabilidad como biólogo" para acercarte al trabajo de tus sueños.

¿Estás cansado de buscar trabajo como hasta ahora sin resultado?

Suscríbete y consigue gratis el PDF "5 Razones por las que Un Blog Aumentará tu Empleabilidad como biólogo" para acercarte al trabajo de tus sueños.

Sobre mí

Biólogo, lector y curioso, siempre. Viajero, escritor y fotógrafo aficionado en los ratos libres. Y mientras tanto, ayudo a jóvenes biólogos en mi blog "El Bichólogo

¡Sígueme!