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Siempre estamos buscando información: en el trabajo, en casa, tomando unas cervezas (¿cuántas discusiones has ganado a tus colegas gracias a Google y al móvil? :P). Pero a nivel científico y profesional esas búsquedas se vuelven algo muy serio y hacerlas bien es absolutamente fundamental. La calidad del trabajo que realices dependerá en su mayor parte de lo exhaustiva y adecuada que haya sido la búsqueda de información.

¿Pero quién nos enseña a buscar referencias bibliográficas? ¿Qué herramientas podemos usar? Pues si nadie lo ha hecho aún, hoy voy a darte unas pautas que te ayudarán a realizar una potente búsqueda bibliográfica 😉

¿Por dónde empiezo?

Buena pregunta. Puede que estas primeras indicaciones te parezcan absurdas, pero me he encontrado con tantísima gente que no sabe buscar correctamente información, tanto en el mundo real como por internet, que creo necesario al menos nombrarlas. Por si acaso 😉

1. Empieza delimitando lo que realmente necesitas buscar

No es lo mismo buscar sobre aves que sobre la cría cooperativa del rabilargo (Cyanopica cyanus) en las dehesas extremeñas de la comarca del Jerte. La cantidad de resultados de la primera búsqueda sería abrumadora, mientras que recopilar información sobre la segunda temática nos ahorraría multitud de artículos, webs y libros que hojear. Trata de ser todo lo conciso posible. Si te pasas, siempre puedes ampliar el campo de búsqueda y estarás perdiendo menos tiempo que si tienes que acotar entre toda la información que ya has recopilado.

2. Establece el nivel de detalle que necesitas

No es necesaria la misma cantidad ni la misma calidad de la información que necesitas para realizar un trabajo de biología en el instituto que para publicar un artículo científico en Nature o para realizar un informe ambiental para cualquier entidad. Y no van a requerir ni el mismo nivel de exhaustividad ni la misma dedicación.

Bien es cierto que en estos casos es mejor pecar por exceso que por defecto y ante la duda es mejor que hagas una búsqueda «demasiado buena» a no un trabajo mediocre. Sin embargo, una búsqueda bibliográfica intensa puede consumirte muchas muchas horas: no sólo es encontrar la información, es leerla, procesarla y prepararla para introducirla en el trabajo o el documento que estés realizando. ¿Para qué echarle tres días de trabajo si lo que te piden se puede realizar perfectamente en una tarde?

Pese a todo, tengo una mala noticia para ti. Cuanto más avances en tu formación y cuanto más te acerques al ámbito académico y de investigación, más y más complejas, largas y difíciles se volverán tus búsquedas de información. Pero no te creas, fuera del ámbito universitario también tendrás que realizar muchos documentos y emplearás distintas metodologías que harán que tengas que manejarte con soltura en esto de buscar información, aunque normalmente no se lleguen a los niveles de la investigación científica.

¿Pero qué herramientas uso?

Pues como siempre suele ocurrir cuando hablamos de técnicas, cada maestrillo tiene su librillo. Hay muchas formas de buscar información ahí fuera, usando distintas páginas, programas o libros (sí, también se siguen usando hoy en día :P). Así que yo te voy a hablar de las que me resultan más útiles a mí, las que yo empleo en mi día a día. Estáte atento 😉

3. El buscador es tu amigo

Si no tienes ni repajolera idea de un tema y quieres hacerte con una visión general lo mejor es realizar una búsqueda rápida en Internet. Google, DuckDuckGo o Wolfram Alpha (aunque este último no es un buscador al uso) pueden servirte de punto de partida.  La Wikipedia puede ser una buena manera de adquirir algunas nociones generales. Suele estar bastante actualizada y la calidad de sus artículos es, en general, buena. Además suele incorporar algunas citas, que podrían servirte para descubrir otras publicaciones a las que puedes acudir buscando ampliar la información.

Esta es una buena opción para trabajos escolares o universitarios a nivel muy básico. Pero debes tener en cuenta que siempre vas a tener que apoyar la discusión de tus resultados, la metodología o la introducción de tu trabajo en publicaciones anteriores. Y si es a nivel científico se va a ser casi indispensable que sean de revistas incluidas en el JCR y con revisión por pares. Así que, si el trabajo requiere un mínimo de seriedad, NUNCA uses la Wikipedia a modo de referencia bibliográfica. Y lo mismo te digo para cualquier otra página web (incluida esta :P). Sólo fuentes contrastadas en publicaciones oficiales y/o serias.

4. Explora Google Scholar

Todo el mundo sabe que Google es especialistas en buscar información. Es el buscador por excelencia, hasta tal punto que mucha gente lo identifica con Internet mismo y lo usa como puerta para asomarse a la Red. Y desde luego que Google sabe de ciencia. Tanto que tiene su propio buscador específico: Google Académico (O Scholar, según los países).

Éste va a ser uno de tus grandes aliados en lo que a búsquedas bibliográficas se refiere. Familiarízate con él ;)

Su manejo es extremadamente simple. Puedes hacer una búsqueda simple poniendo los temas que te interesan y te sacará un listado de artículos científicos en los que aparecen eso términos. Posteriormente puedes filtrar los resultados por año, por relevancia, por idioma…

Pero también puedes hacer búsquedas más complejas: por título, por autor, por año, por revista… Todo en unos pocos clics y con enlaces a los artículos en sus respectivas revistas (a los que podrás acceder si estás suscrito a la revistas o si ese artículo está publicado en abierto). Si no tienes acceso tú, siempre puedes echar un ojo a la web de tu universidad, que suelen estar suscritas a muchas revistas. Y si no, siempre hay otros métodos para conseguir artículos.

Si usas Google Scholar debes asegurarte que el artículo que consigues es la última versión, ya que a veces enlazan a manuscritos sin revisar ni corregir. Así que debes tener ojo con lo que te bajas 😉

Es una herramienta muy potente que no tiene nada que envidiar a otras bases de datos que requieren de una cuenta institucional para acceder a ellos. Además puedes crear alertas personalizadas para que te envíen todas las nuevas publicaciones sobre un determinado tema, un determinado autor…  así como seleccionar la frecuencia con la que las recibes.

5. Usa el acceso de tu universidad

Normalmente las universidades suelen estar suscritas a determinadas revistas y a determinadas bases de datos bibliográficas, como pueden ser Web of Science o Scopus. Yo casi siempre he trabajado con la primera, aunque creo que ahora se empieza a usar más la segunda. El funcionamiento es similar al de Google Scholar. Puedes buscar por palabras, autor, año, revista, etc. y también colocar alertas para cada vez que un artículo cumple las condiciones de búsqueda que has establecido.

Con frecuencia los resultados siempre apuntan a la revista donde se ha publicado, aunque también puede hacerlo al servicio que almacena los PDF’s, que no tiene por que ser la misma página de la revista, como es el caso de Jstor. Si tu universidad está suscrita a esas revistas y/o servicios, podrás descargalos directamente. Si no, te tocará buscarlos por otro lado 😛

6. Usa la biblioteca de tu universidad o grupo de investigación

¿Una biblioteca física en este mundo digital? Pues sí, las bibliotecas siguen siendo esos templos del saber analógico, donde es probable que haya ejemplares físicos de alguna de las revistas que te interesen. Muchos grupos de investigación también se suscriben para recibir revistas físicas (aunque cada vez menos). Pero si lo que estás buscando es información en libros, este va a ser tu sitio.

Normalmente no es fácil acceder a los libros online, así que darse un paseo de cuando en cuando por la biblioteca te puede ayudar a recopilar mucha información de calidad. Y gratis. Además, nunca está de más desempolvar las técnicas de búsqueda tradicionales, sin necesidad de recurrir al socorrido ctrl+F para buscar en una página web 😛

¿Y ahora qué hago con todo esto?

Buscar la información es sólo la primera parte. Ahora tienes que organizarla. Pero bueno, ahí cada uno tiene su propio método, así que lo mejor será que descubras el tuyo. Por mi parte, te voy a comentar un par de técnicas que yo utilizo.

7 .Filtrado de la información

Antes de ponerte a descargar como un loco todo lo que coincida con tu búsqueda tienes que hacer una pequeña criba. El título del artículo o libro ya te dará una buena pista de si vas por el buen camino jeje Pero muchas veces no es suficiente. Así que toca echar una ojo a los abstracts. Ahí encontrarás toda la información resumida, incluida la metodología básica, los resultados y las conclusiones del trabajo. Perder unos minutos en leerse un abstract te puede ahorrar MUCHO trabajo. No seas vago 😉 😛

8. Encontrar lo importante

Una vez que tienes todos los libros y papers que te interesan toca leerlos. Y para eso no hay excusa jeje Todas las partes de un artículo son importantes, pero a la hora de extraer la información, yo normalmente me centro en dos apartados fundamentalmente:

  • La discusión: ahí se va a hablar sobre los resultados pero, sobre todo, de su interpretación. Ésta es la parte fundamental del paper, el meollo científico. Echando un ojo a la discusión podrás saber qué conclusiones han sacado los autores y qué aporta dicho trabajo al conocimiento científico.
  • La introducción: si estás buscando información sobre un tema concreto, leer este aparto de un paper te va a proporcionar multitud de referencias a otros trabajos del mismo campo. Una pequeña mina de información, especialmente en los artículos de revisión sobre una determinada manera. Cada cita de la introducción es un pequeño hilo del que puedes tirar hasta encontrar nuevas fuentes de información.

¿Esto significa que no te tienes que leer el resto del artículo? Por supuesto que no. Necesitarás controlar todo lo posible sobre esa materia. O incluso quizás estás buscando una determinada metodología, por lo que sería a la sección de materiales y métodos a la que deberías recurrir en primer lugar. Pero en fases tempranas, cuando estás clasificando toda esa información, te puede ahorrar bastante tiempo. Luego ya te leerás en profundidad los que más te interesen o todos los que tu tiempo te permita 😉

9. Organizar la información

Una buena búsqueda bibliográfica sobre un tema puede terminar arrojando sobre tu mesa decenas de artículos y libros. Si dejas que se acumulen sin control no habrá manera de encontrar lo que necesitas. Por ello, y aunque existen métodos tradicionales como los archivadores, yo te aconsejo que uses un gestor de referencias bibliográficas.

Estos programillas no sólo te van a permitir poner algo de orden en todo el material recuperado, si no que te permitirá hacer búsquedas rápidas dentro de los documentos, clasificar en carpetas, con etiquetas, por autores, por año… Y en algunos casos incluso anotar y subrayar los PDF desde el mismo programa.

Y si finalmente empleas toda esa información para crear un documento (ya sea un paper o un informe o lo que se te ocurra) te pueden ayudar a la hora de citar esas referencias y darles formato, ahorrándote mucho, muchísimo tiempo. Hay muchos ahí fuera: Endnote, Zotero o CiteULike son algunos de los más conocidos. Sin embargo, y como ya os he dicho en otra ocasión, Mendeley es mi favorito. Elige el que más se ajuste a tu flujo de trabajo, pero elige uno. Y cuanto antes, mejor. Te ahorrará muchísimo tiempo y trabajo, créeme.

Y bueno, con estas 9 pautas creo que te puedes enfrentar a cualquier búsqueda de información. Algunas son muy básicas, otras no tanto. Pero es sorprendente cuánta gente no sabe buscar adecuadamente información. Y más sorprendente aún que en muchas universidades no se preste atención a esto y no se enseñe nada al respecto (al menos en mis tiempos :P).

¿Cuál es tu experiencia haciendo búsquedas? ¿Añadirías algún otro truco? ¿Eliminarías algún paso? Cuéntame tu técnica y así entre todos aprenderemos mucho más 😉 ¡Te espero en los comentarios!

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Sobre mí

Biólogo, lector y curioso, siempre. Viajero, escritor y fotógrafo aficionado en los ratos libres. Y mientras tanto, ayudo a jóvenes biólogos en mi blog "El Bichólogo

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