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¡Hola de nuevo! Ya te he hablado de la importancia que tienen las estancias breves para cualquier científico. Junto con el número de publicaciones que tengas, las estancias breves en el extranjero se van a convertir en un indicador de tu calidad y tus conocimientos y uno de los puntos que más se valoren de cara a solicitar una beca, un proyecto o un puesto de trabajo.

Museo de Historia Natural de Oslo
Mi lugar de trabajo durante dos largos y provechosos meses de estancia breve en Oslo

¿Por qué son tan importantes estas estancias breves?

Realizar una estancia breve en un centro implica muchas cosas:

  • Preparación y calidad suficiente: para conseguir una beca, para que te inviten a ese centro o porque realizas una investigación interesante o importante.
  • Organización: como verás a continuación, son muchísimas las cosas que tienes que preparar de cara a realizar una de estas estancias, especialmente si es en algún país extranjero
  • Dominio del idioma: cuando vas a otro país no te queda más remedio que defenderte con el idioma nativo si lo conoces o, lo más probable, expresarte en inglés, que se ha convertido en el idioma de la ciencia (aunque el español está cogiendo más y más fuerza).
  • Habilidad para la expresión escrita: a mucha gente le pasa desapercibido, pero la cantidad de papeleo necesaria para realizar una estancias es ingente: informes, cartas, más informes… Una burocracia sin fin.
  • Flexibilidad: no sé si has estado viviendo una larga temporada en el extranjero, pero tienes que adaptarte a un montón de cosas: el idioma, la cultura, la comida, distintas formas de trabajar, distintos equipos o materiales…

Mi estancia breve en Oslo

Aunque todo lo que voy a contarte es aplicable en general, voy a usar este ejemplo porque así podrás ver la aplicación práctica de todas ellas. Así que voy a narrarte todo el proceso desde la solicitud hasta el informe final

1. Preparando el papeleo

En mi caso, yo disfruté de una beca de Formación del Personal Investigador (FPI) del Ministerio de Educación y Ciencia de España. Esta beca predoctoral incluía también una ayuda para realizar estancias breves tanto en España como en el extranjero, y la dotación variaba en función del lugar de destino (siempre mayor en el extranjero que en el territorio nacional).

Estas ayudas había que solicitarlas telemáticamente desde la propia web del Ministerio. Un consejo: NUNCA dejéis el rellenado de la solicitud para el último día. NUNCA, repito. Los que tengáis alguna experiencia en esto sois muy conscientes de la inmensa cantidad de fallos que puede llegar a tener un sistema telemático, y siempre en los momentos más inoportunos jeje Yo me quedé fuera de una convocatoria porque los tres últimos días del plazo de solicitud el sistema estuvo caído. Afortunadamente, 2 llamadas al ministerio, una decena de emails y una carta con un anexo de 12 hojas con el intercambio de emails con el encargado para solucionarlo me permitieron entrar 😛

Pero no basta solamente con hacer la solicitud. Normalmente hay que presentar un pequeño proyecto, justificando la necesidad de la estancia breve: qué vas a hacer allí y por qué no lo puedes hacer en tu centro, entre otras cosas. Yo iba a aprender a analizar muestras de esperma, ya que teníamos un microscopio en nuestro departamento pero nadie sabía usarlo realmente. Y en el Museo de Historia Natural de Oslo hay mucha gente trabajando en el tema, tanto realizando análisis morfológicos como de parámetros de movimiento. Así que era el sitio perfecto 😉

Por último, también necesitas una invitación del centro  que te va a acoger (en mi caso el Museo) firmada por la persona que te va a tutorizar la estancia breve. Esto puede sonar a un gran problema, pero una carta educada a la persona con la que te gustaría trabajar comentándole que quieres realizar una estancia breve en su centro suele bastar. Yo nunca tuve el menor problema en ninguna de las 3 estancias que hice: Almería (España), París y Oslo. Además, esa persona no tiene que pagar por ti (sólo que el material que uses) ya que vas subvencionado con una beca.

2. Preparando el viaje

Estas estancias breves te permitían estar entre dos y seis meses en un centro extranjero. Eso implica mucha preparación y mucha logística. Yo me fui desde el 2 de enero hasta el 3 de marzo. Eso implicaba buscar los vuelos de avión (la beca me proporcionaba también 600€ en concepto de bolsa de viaje), sitio para alojarme, comprar MUCHA ropa de abrigo (en los dos meses que estuve la temperatura mínima fue de -25ºC y la máxima de 2ºC, y la media de alrededor de -12ºC) y hacer el cambio de moneda entre otras cosas (en Oslo no se usa el Euro, sino la Corona noruega).

Empieza la búsqueda de alojamiento con mucho mucho tiempo de antelación (¡meses!). Busca en foros, en portales web de la zona, pregunta a tu supervisor allí… Prueba todo y ten paciencia. En mi caso tardé como un par de meses en encontrar un sitio que resultó perfecto: pequeño, relativamente barato (725€/mes por un apartamento de una habitación tipo loft; ¡Oslo es tremendamente caro!) y muy cerca del Museo (a tan sólo 5 minutos andando).

La ropa me la compré en Badajoz y me pertreché bien. Además, como me gusta la montaña, decidí gastarme algo más de dinero y comprarme ropa de abrigo de calidad. La mayor parte de todo ello aún me dura a día de hoy (casi 5 años después). Y no me arrepiento. Pasé unos dos meses la mar de calentito 😛

3. Llegando a Oslo

Si viajas mucho, sabrás que hacerlo con maletas enormes puede ser toda una peripecia: cargar con ellas de un lado a otro, que te las extravíen, que te las roben…. Así que intenta ir todo lo ligero que puedas (lo cual no será mucho si te vas varios meses). Infórmate previamente de las conexiones entre los aeropuertos o estaciones y la ciudad, así como de sus horarios. Hacerlo sobre el terreno puede ser un caos absoluto y seguramente terminarás a la carrera, cargado de maletas y perdiendo el tren o bus en el último momento (lo digo por experiencia :P).

Una vez en Oslo, mi supervisor tuvo la amabilidad de recogerme en la estación de tren de Oslo y acercarme a mi apartamento. Y yade paso le di unas muestras de esperma de pájaros que había transportado en mi maleta. Por cierto, infórmate bien de lo que puedes llevar o no en el equipaje, no vaya a ser que te encuentres explicando a un agente de la aduana por qué hay extrañas y variopintas muestras biológicas en tu maleta 😛

Parque Vigeland
Aunque se vaya a trabajar hay que aprovechar para descubrir las maravillas que esconde cada ciudad 😉

Una vez cómoda y cálidamente instalado, dediqué el resto del día a explorar la ciudad. Localicé el camino más corto hacia Museo, fui a la oficina de turismo a por un mapa, y pateé un poco la zona, para familiarizarme con la ciudad. Así, al día siguiente, mi primer día de trabajo, puede salir directamente andando y llegar unos minutos antes de la hora fijada.

3. Adaptándome a la ciudad y al ritmo de trabajo

Aunque el desplazamiento no siempre conlleve un jet lag, a veces no te va a resultar fácil hacerte con los horarios del lugar donde vives. Los españoles tenemos fama de comer y cenar tarde, muy tarde. Y al irme a Olso pasé de comer a las 15:00 a hacerlos a las 12:00 y de cenar a las 23:00 a adelantarlo a las 18:30.  Es otro ritmo totalmente distinto. Y eso es aplicable también al trabajo, por supuesto. Entraba a las 8 u 8:30 y salía a las 17:00. Entraba de noche y salía de noche (los días son muy cortos en invierno), y como trabajaba en un sótano no veía la luz del día entre semana. A veces salía fuera a comer sólo por ver algo de sol (cuando las nubes  y las nevadas me lo permitían). Viniendo de la soleada España la primera semana de tinieblas se me hizo dura 😛

También la gente es distinta y la forma de relacionarse con y entre ellos. Al principio me chocaba mucho que cuando comíamos todos en una sala la gente venía y se iba sin decir hola o adiós. O el hecho de que los jefazos no tuviesen su sitio favorito elegido, sino que cada cual se sentaba donde quería. Y como no, la forma de saludar cuando te presentan a alguien. En España lo típico es estrechar la mano si es un chico y dar dos besos (uno en cada mejilla) si es una chica. Nunca te presentes así en el Norte si no quieres que te miren raro 😛 Un breve apretón de manos es más que suficiente. Y es que eso del contacto físico no se lleva demasiado por allí por el norte. Así que toma buena nota de las costumbres locales y trata de seguirlas y respetarlas. Como se suele decir, allá donde fueres, haz lo que vieres.

Además cambiaba también la forma de trabajar. En España estaba acostumbrado a entrar más tarde, hacer una parada para el café a media mañana, irme a casa a comer durante un par de horas, y seguir trabajando por la tarde. Aquí tomábamos un café a las 9, comíamos a las 12 en media hora, otro café a las 15:00 y para casa a las 17 o 17:30. Cuando a las 19:00 ya había cenado resulta que me quedaba un montón de tarde libre que la dedicaba a conocer un poco la ciudad. Realmente me encanta ese horario europeo, pero es llegar a España y el primer día pierdo esas buenas y productivas costumbres 😛

4. Integrándome

Dependiendo del país a donde vayas las costumbres son bastante distintas y, a veces, puede ser complicado entrar dentro del círculo social de tus compañeros de trabajo. Yo tuve bastante suerte.  Aunque la primera semana tuve que mandar un correo así en general a la gente que había conocido para ver si alguien se animaba a salir por Oslo en lo que fue una autoinvitación flagrante, pronto me empecé a llevar bien con unos cuantos.

Sin embargo, tampoco me fue fácil salir tantas veces y hubo momentos en los que me sentí un tanto solo. Si eres una persona muy social estas estancias breves pueden hacerse algo duras en ocasiones. Pero nada que no puedas solucionar con un poco de desparpajo por tu parte 😉

5. Trabajando

A eso había ido, ¿no? 😛 Y de hecho fue la parte más fructífera de todo. Aprendí a tomar muestras de esperma de aves, a hacer análisis morfológicos, análisis de motilidad espermática (muy por encima) y fui coautor de un artículo gracias a las muestras que estudié allí. Además, una vez que hube terminado de analizar las muestras que traje, me ofrecieron analizar otras procedentes de aves de Chernobyl, lo que desembocaría más adelante en otro par de invitaciones a ir a Oslo (con billete y alojamiento pagados) y un segundo artículo, éste como primer autor.

Mesa de trabajo con muestras de esperma de aves
Todo listo para analizar unas cuantas muestras de esperma. Por raro (y ordenado) que parezca, esa era mi mesa de trabajo 😛

Como puedes imaginar, todo ello me permitió hacer no sólo buenos contactos, sino auténticos amigos con los que mantengo una excelente relación hoy en día y que, por avatares del destino, he podido encontrármelos cuando menos lo esperaba. Las consecuencias de tu trabajo y de los contactos que inicies en estas estancias pueden verse muy amplificadas en el futuro, como fue mi caso. Así que no pierdas ninguna oportunidad de conocer gente y de colaborar en lo que sea 😉

6. La vuelta a casa

Y todo lo que comienza tiene un final. Así que, pertrechado con un montón de experiencias, nuevos conocimientos, algunos amigos y un montón de recuerdos, tomé el camino de vuelta a casa. Pero ahí no acaba la estancia. Como había ido con una beca, tenía que hacer un pequeño informe con los resultados obtenidos durante la estancia. Y enviarlo todo de nuevo al Ministerio. Además, tenía que llevar los billetes originales para que me reembolsaran el dinero del viaje. Y es que, con estas becas, normalmente te toca adelantar la pasta. Así que infórmate bien cuando las solicites, no vaya a ser que te encuentres con que te pagan DESPUÉS de la estancia, con el considerable gasto que supone, especialmente en lugares tan caros como Oslo.

Y aquí termino este breve resumen de mi experiencia con las estancias breves en el extranjero. Sólo añadir que lo que uno aprende, vive y experimenta en esos sitios no se paga con nada. Aparte del bagaje de conocimientos, técnicas y algún que otro artículo que te puedes traer de vuelta a casa, claro 😉 Por eso, te recomiendo encarecidamente que, si puedes, realices todas las estancias en el extranjero que te sea posible. Te resultarán muy valiosas a nivel curricular, pero la experiencia personal y profesional que conseguirás no las obtendrás por otros medios.

¿Qué te ha parecido el artículo? ¿Has hecho alguna estancia breve? ¿Cuál ha sido tu experiencia? ¿Te estás planteando realizar una? ¿Cuáles son tus expectativas? Estoy deseando que me lo cuentes en los comentarios o por las distintas redes sociales 😉

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Sobre mí

Biólogo, lector y curioso, siempre. Viajero, escritor y fotógrafo aficionado en los ratos libres. Y mientras tanto, ayudo a jóvenes biólogos en mi blog "El Bichólogo

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  1. ¡Hola! Vaya experiencia en Oslo eh… Esto me ha vuelto con más ánimo para ser biólogo, desde niño había soñado con algo así. Muy bueno tu blog, y gracias por el PDF! Saludos! ????????

    1. Fue de las mejores estancias que he realizado. Inolvidable. Me alegro de que te guste el blog. Y si te gusta la biología… ¡Ve a por ella! Es de las profesiones más fascinantes que podrás encontrar 😉

      Un saludo y muchas gracias por pasarte a comentar 😉

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