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El conocimiento humano es algo universal que hemos ido acumulando a lo largo de los siglos y que no es, o al menos no debería serlo, patrimonio de nadie, ya sea persona o entidad. Sin embargo, para poder extender y difundir ese conocimiento hay que emplear distintos medios que sí pertenecen a alguien y que, como negocios que son, han de permitir conseguir un beneficio a las personas que ofrecen ese servicio, especialmente cuando se tratan de empresas privadas.

La necesidad de instaurar el Open Access en Ciencia

Todo ello nos lleva a un conflicto entre la necesidad de propagar y hacer accesible el conocimiento científico, que es propiedad de todos, y  distribuirlo a través de distintas plataformas que, en su mayoría, son de carácter privado y comercial.

¿Por qué la ciencia ha de ser libre y abierta?

El objetivo principal de la ciencia es entender y explicar el mundo que nos rodea, desentrañar los mecanismos que originan los distintos procesos químicos, biológicos y físicos. Y ese conocimiento es patrimonio de todos, es un bien universal al que todo el mundo debiera poder acceder.

La ciencia, como cualquier otra forma de cultura, se fundamenta en los trabajos anteriores de otros, que sirven como base para el desarrollo de nuevos conocimientos cuyos beneficios siempre deben recaer en la sociedad. Parafraseando a Newton (que a su vez citaba al filósofo Bernardo de Chartres):

Si hemos podido ver más lejos es porque estamos a hombros de gigantes

Por tanto, el acceso a esos conocimientos debería ser libre y universal para cualquier persona, ya sea proveniente del ámbito científico o no. Es nuestra herencia y nuestro patrimonio común.

Sociedad sin cultura científica

Aunque parece que eso comienza a cambiar, la sociedad española (y de muchos otros países) tiene, en general, un desapego por la ciencia que ha desembocado en una indiferencia total con todo lo relacionado con el sector. No se valora la importancia de las aportaciones de la ciencia al conocimiento y no se reconoce, al menos a priori, como una forma de cultura más que forma parte de nuestro a día a día.

Por ello, el acceso universal a ese conocimiento no es una prioridad para las empresas y entidades que se encargan de distribuirlo, por lo que los nuevos descubrimientos no suelen salir de los círculos científicos, a no ser gracias a algún titular atractivo que pueda captar la atención de los medios. Pero eso sólo ocurre en una pequeña fracción de los casos.

Gracias al boom de las redes sociales, hoy es sencillo difundir un artículo por internet y hacer accesibles esos canales que empleamos los científicos a otras personas que, de otro modo, lo desconocerían. Sin embargo, siguen existiendo grandes barreras para que el ciudadano medio pueda acceder  a todo este compendio de conocimientos que se va generando de forma continua. Por una lado, y esto es muy importante en algunos países como en el caso de España, la falta de dominio del inglés, que es la lengua vehicular de la ciencia, hace que buena parte de la sociedad no pueda asimilar y comprender los nuevos avances científicos. Por otro lado, tenemos lo cerrado de los medios de distribución, normalmente revistas científicas o libros especializados que tienen una distribución muy limitada y unos precios, a menudo, desorbitados.

Todo esto se intenta suplir de mejor o peor manera por medio de la divulgación y gracias al interés creciente de los medios de comunicación. Sin embargo, muchos de estos medios adolecen de una preparación científica sólida y exhaustiva que les permita traducir la complejidad de la jerga científica a una lenguaje más llano y comprensible, o incluso a interpretar y difundir unos resultados que a menudos son expresados de forma errónea en algunos titulares poco afortunados o directamente engañosos y capciosos para atraer al lector y que entre a leer el artículo.  Esto es un grave problema que lleva a la desinformación, ya que los ciudadanos, a pesar de lo que se puede ver día a día en ella, siguen considerando a la prensa como una fuente fiable de información. Pero eso es otro tema que requeriría un artículo aparte 😛

Científicos sin acceso al conocimiento científico

Alrededor de la transmisión de los resultados científicos se ha organizado un lucrativo negocio que ha desembocado en una de las paradojas más absurdas que pueden verse en el ámbito científico. Y es que muchos investigadores, cuando comienzan a trabajar en cualquier proyecto, se encuentran con que no pueden tener accesos a aquellos artículos que necesitan para fundamentar y argumentar su investigación.

Como ya comenté antes, el conocimiento científico es acumulativo, lo que ha llevado a un incremento en el número medio de referencias bibliográficas que aparecen en un artículo se ha incrementado de forma dramática en los últimos años. Si asumimos un valor medio, por ejemplo, de 35 referencias por artículo (que no es raro que sean muchas más), a 30$ por artículo, supondría hacer un desembolso de 1050$ cada vez que realizamos la investigación para un paper. Esos precios no sólo son inviables para la mayor parte de los investigadores, sino incluso para muchos grupos de investigación, especialmente aquellos en países en vías de desarrollo.

Esto provoca una enorme desigualdad de oportunidades que en un ámbito como la ciencia debería ser desterrada. Al final, el conocimiento que en teoría es distribuido por las editoriales, en la práctica se queda encerrado en muros de pago (paywalls, en inglés). Las propias distribuidoras del saber científico están inmovilizándolo.

Las normas están cambiando: el movimiento Open Access

La tecnología está modificando el mundo que conocemos a pasos agigantados y ya ha transformado profundamente el modo en que buscamos, adquirimos y procesamos la información. Las barreras de distribución que tenían medios tradicionales como las revistas o los libros ya no existen. Hoy puedes publicar un dato en internet y que sea recibido al instante en cualquier punto del planeta de forma simultánea si usas los canales adecuados.

Los avances en el mundo digital también están eliminando los formatos físicos, lo que a su vez supone una reducción de los costes de producción y distribución. Y eso está afectando a los patrones de consumos de los usuarios. Todo ello ha ocurrido ya en el ámbito de la música, el cine, los libros y, por supuesto, también está sucediendo con la Ciencia y los artículos científicos. Y ese cambio es inexorable.

Todos estas transformaciones, han provocado el desarrollo de un movimiento que se encuentra en pleno auge y que lucha por conseguir que todas las publicaciones científicas sean accesibles para todo, pudiéndose distribuir, enlazar, leer o descargar cualquier material, siempre con propósitos legítimos, eliminando las barreras técnicas, legales y económicas que existen hoy en día. Este movimiento se conoce por su nombre inglés, el Open Access.

Existen dos vías para conseguir que los distintos trabajos pasen a ser de Acceso Público. Ambas vías no tienen por qué ser mutuamente excluyentes, a no ser que exista una política de exclusividad por parte de una determinada editorial, lo cual habría que verlo en cada caso concreto. Muy resumidamente podemos hablar de:

  • Vía verde: consiste en el auto-archivado de las publicaciones por el autor o bien su depósito en repositorios institucionales, nacionales o internacionales.
  • Vía dorada: los artículos se publican inmediatamente en Acceso Público, siendo los autores, bien sea por medio de sus propios fondos o de las entidades financiadoras, los que asumen los costes de publicar en esta modalidad (a menudo bastante elevados) o  tras un periodo de embargo, en el que los documentos finales no pueden ser publicados por estas cedidos estos derechos a la editorial, quedando al final disponibles en Acceso Abierto.

Existen distintas plataformas que están abogando por crear repositorios libres de derechos de los artículos. Porque, legalmente, y aunque muchos lo desconozcamos, tenemos derecho a difundir nuestro trabajo de forma libre y accesible. Obviamente, una vez que un artículo científico entra en el proceso de revisión, maquetación y publicación, los derechos de explotación y distribución son cedidos de forma permanente o temporal a la editorial. Sin embargo, el trabajo es nuestro, y como tal, podemos compartir el documento previo a la revisión, lo que se suele llamar los pre-prints (lo que viene a ser la vía verde).

Estos documentos previos son nuestros y legalmente podemos distribuirlos de forma abierta y gratuita ante el público que queramos: esto incluye nuestro blog, nuestros perfiles sociales o cualquier otro tipo de plataforma o repositorio. En la entrevista que realicé a Alberto Pepe, uno de los creadores de Authorea, hablamos largo y tendido sobre esta posibilidad, y sobre como esta plataforma te permite mantener esos pre-prints disponibles para cualquiera que quiera acceder a ellos.

Pero Authorea no es la única plataforma que está luchando por hacer realidad el sueño del Open Access, el acceso abierto, en Ciencia. Existen muchos sitios webs donde puedes colgar copias de tus manuscritos en abierto y compartirlas con tus contactos y seguidores. Dos ejemplos muy conocidos son ResearchGate y Academia, de las que ya hablé en tiempo. Y existen multitud de repositorios internacionales, donde puedes ir almacenando copias abiertas de los distintos trabajos, como pueden ser Arxiv.org.

El movimiento Open Access es amplísimo, y es un tema demasiado largo para abarcarlo en profundidad en tan sólo un artículo. Pero está teniendo cada vez más impulso y, en algunos países, está plenamente establecido. Baste como ejemplo el proyecto SHERPA, una interesante iniciativa británica que permite, entre otras muchas cosas, conocer las políticas de las distintas revistas en relación a las políticas de privacidad y de copyright de las distintas revistas (proyecto SHERPA-ROMEO) o de la de los distintos organismos que subvencionan las investigaciones (SHERPA-JULIET).

Pero este cambio que se está produciendo hoy en día necesita la colaboración de todos los científicos. Hay que seguir luchando por un ciencia abierta, accesible no sólo a los científicos, sino a todas aquellas personas interesadas. Porque la ciencia es cultura, y como tal, patrimonio de todos nosotros, seamos científicos o no.

A continuación, aparte de los nombrados en el texto, os dejo algunos links interesantes por si queréis ampliar más información sobre el tema.

  • Open Access en la Wikipedia (en inglés, que tiene más información).
  • ROAR: Un registro internacional de repositorios de Acceso Abierto.
  • OpenDOAR: Un directorio de repositorio de Acceso Abierto.
  • DOAJ: un directorio de revistas que publican bajo la modalidad de Acceso Abierto (la famosa vía dorada).

Y hasta aquí el artículo de hoy. Creo que se trata de un tema importantísimo, por el que hay que seguir trabajando día a día. Este post es una muy breve introducción al mundo del Open Access, pero creo que es fundamental que lo vayas conociendo, pues su repercusión en el mundo de la transmisión del conocimiento científico, como has visto, es muy grande. Ahora me encantaría conocer tu opinión sobre esta modalidad de difusión en la ciencia y cuál es tu visión sobre cómo debería ser. ¿Has publicado alguna vez en Acceso Abierto? ¿Te parece un enfoque interesante y efectivo? ¿Cuán son las mayores pegas que le ves? ¿Y cuáles son sus ventajas? ¿Conoces otros recursos relacionados con el Open AccessEstoy deseando saber qué te parece y espero que, entre todos, podamos seguir enriqueciendo este post en los comentarios 😉

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Sobre mí

Biólogo, lector y curioso, siempre. Viajero, escritor y fotógrafo aficionado en los ratos libres. Y mientras tanto, ayudo a jóvenes biólogos en mi blog "El Bichólogo

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  1. Muy gentil valiosa información !!!! Ahora es importante también que tengamos el manejo del ÍD+I ID+T aplicado a la ciencia ?

  2. Hi, thank you, good day, I was recently given the referendum. It is currently developing the science for children in medicine through two viad
    Experiential and fun science with much excito in the purpose of making it involute and accessible. regards

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