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En el mundo de la biología, sea la rama que sea, siempre llegará el momento de dar una charla. Siempre. A veces es en la Universidad, para exponer un trabajo; o quizás sea en un congreso científico; o tu primera clase, si te dedicas a la educación; o tal vez expongas la metodología de tu trabajo a algún organismo público. Pero créeme, te llegará el día 😉 Así que prepárate.

Por eso hoy voy a darte una serie de consejos que te permitirán sobrellevar y afrontar con mayor fortuna este reto. Porque siempre es un reto. No importa lo extrovertido que seas, lo bien que se te de comunicar: siempre impone respeto hablar ante una audiencia.

7 consejos para aprender a lidiar con tu primera charla

Hay una primera vez para todo, y exponer públicamente tu trabajo no es una excepción. Y menos en el ámbito de la Biología, donde la comunicación de los resultados es tan importante como el desarrollo mismo de los estudios. Así pues aquí te dejo una breve lista de trucos y consejos para hacer más fácil este traumático a la par que fascinante paso 😉

1. Cuanto antes, mejor.

Como ya te he dicho, antes o después te tocará hablar en público. Así que, ¿para qué esperar? La práctica hace al maestro por lo que cuanto antes des tu primera charla, más experiencia comenzarás a acumular. Y mayor confianza irás adquiriendo en ti mismo. Hasta el más tímido termina acostumbrándose (al menos en parte) a hablar en público.

Además, siempre es mejor cometer tus primeros errores en ambientes no laborales, como la Universidad. Un fallo grande en una exposición ante tus jefes, ante quienes van a subvencionar tu trabajo o ante tus alumnos te puede hacer parecer poco profesional. Si lo cometes frente a tus compañeros de la universidad y el profesor te servirá para aprender de él y no tendrá efecto alguno sobre tu reputación, ya que ninguno de ellos será experto en dar charlas.

2. La primera charla siempre impone

Hay gente que parece que ha nacido para hablar en público. Lo hacen con naturalidad, exponiendo claramente sus ideas, cautivando al público y metiéndoselo en el bolsillo. Parece que lo han hecho toda la vida. Y lo más probable es que así sea 😉

Pero todo el mundo teme su primera charla. Uno se encuentra expuesto ante decenas (o centenares) de personas. Y casi siempre habrá gente con mayor experiencia que tú. Quizás incluso gente a la que admires. Y eso intimida, y mucho. El qué dirá puede ser una pesada losa de la que debas aprender a desprenderte. Pero no hay mejor forma de hacerlo que practicando. Así que… ¡empieza ya! 😉

3. Emplea materiales de apoyo

A menos que seas un excelente orador, una charla a palo seco, del tipo de las antiguas clases magistrales, puede resultar tremendamente aburrida. Hoy en día la tecnología te ofrece múltiples alternativas para acompañar e ilustrar tus charlas.

Si eres tradicional:

  1. Diapositivas: un clásico entre los clásicos. Sin embargo, hoy en día resulta difícil encontrar un proyector de diapositivas en según qué sitio. Y crear tus propias diapositivas analógicas puede llegar a ser complicado.
  2. Retroproyectores: esas láminas de acetato transparente que aún hoy en día se ven en muchas universidades, especialmente usados por tu tipo concreto de profesor: ese que tiene los mismos apuntes amarillentos desde hace más de 20 años, apenas actualizados. Estas láminas transparente pueden ser útiles ya que puedes dibujar libremente sobre ellas y combinarlas.
  3. Apuntes y material de apoyo fotocopiado: para hacer más fácil que tus oyentes te sigan y tomen alguna nota.

Si te van las nuevas tecnologías (listado ACTUALIZADO):

  1. PowerPoint: ¿quién no conoce este producto de la suite de ofimática de Microsoft? una actualización infinitamente más potente que las antiguas láminas de acetato. Puedes añadir todo tipo de contenido multimedia, links a otras páginas webs, cierto grado de interactividad, animaciones y transiciones entre diapositivas que hacen más amena la charla… Todo fácil de aprender y manejar, rápido y mucho más limpio y visual que los medios tradicionales. Muchas universidades tienen acuerdos y permiten tanto a profesores como alumnos descargarse el programa con una licencia educativa totalmente gratuita. Además, hoy en día casi cualquier universidad cuenta con aulas con proyectores donde conectar tu ordenador. Y si no existen versiones online algo menos potentes pero gratuitas. ¡No tienes excusa! Personalmente, es lo que he usado casi toda la vida 🙂
  2. Presentaciones de Google: similar al anterior, aunque menos potente. Sin embargo, si no quieres perderte en florituras, es perfectamente útil. Además cuenta con la ventaja de un excelente sistema de trabajo cooperativo, donde varias personas pueden editar a la vez un mismo documento. Y te permite editar y tener sincronizados todos tus documentos en todos tus dispositivos de forma totalmente gratuita. En mi flujo de trabajo la suite de Google ha ido sustituyendo a la de Microsoft poco a poco.
  3. Prezi: un reciente descubrimiento para mí. Es como una evolución de los clásicos Power Points pero mucho más visual y dinámico aún. Requieren una mayor planificación y ser capaz de crear una «historia» con tu charla para que sea 100% efectivo. Desde que me enteré de su existencia estoy empezando a utilizarlo en lugar de los Power Points. Cuenta con una cuenta gratuita con algunas limitaciones, pero tiene acuerdos con muchas universidades con cuentas gratuitas para alumnos y profesores. Sólo debes crear tu cuenta con una dirección de correo de unas de las instituciones asociadas . Por supuesto, para los heavy users existe una cuenta profesional con todos los extras 😉
  4. Genia.lly. Otra alternativa al PowerPoint. Lo he conocido muy recientemente, así que apenas tengo experiencia con él. Quizás más atractivo que los PowerPoints pero menos que Prezi para mi gusto. Aunque quizás sea más interactivo aún. Todo depende de lo que necesites. Además, también está orientado a la creación de infografías, pósters interactivos o microsites (entre otras cosas), con todas las posibilidades que eso tiene. Y además es gratis 😉
  5. Emaze. Una lectora me ha sugerido otra herramienta similar a las anteriores (¡Gracias Diana!). Por lo poco que he podido ver, se trata de una herramienta muy visual y dinámica. Cuenta con una cuenta gratuita (aunque no sé las limitaciones) y otras de pago. Además ofrece descuento a estudiantes y profesores. No he tenido oportunidad de probarla, pero la agrego al listado por si alguno queréis echarle un vistazo y comentarnos vuestra experiencia con ella 😉
  6. Canva. Esta fantástica herramienta gratuita no sólo te va a servir para hacer presentaciones, sino también te ayudará con cualquier tema de diseño que puedas necesitar. Da igual si eres tan torpe como yo con el diseño, Canva te ayudará a darle un toque diferente a todos tus materiales, presentaciones incluidas 😉 Eso sí, aunque tiene una gran cantidad de plantillas, la versión gratuita no incluye animaciones.
Aquí estoy yo en el tren camino de Madrid terminando la presentación de la charla que di en Bielefeld. Esto no se puede hacer con las diapositivas tradicionales 😉 :P

Si has leído algún artículo más del blog sabrás que yo soy un gran usuario de las nuevas tecnologías, así que sin duda alguna te recomiendo alguna de  estas opciones. Pero ten en cuenta que no todos los materiales serán adecuados para todas las charlas. La mejor opción es siempre que pruebes todas las opciones y elijas el que mejor se adapta a ti, a tu entorno y a tu forma de contar las cosas 😉

4. Se breve y conciso

Ya lo reza el dicho: lo bueno, si breve, dos veces bueno. Guarda la retórica y la prosa florida para las novelas y trata de sintetizar lo máximo posible. Sé muy claro y no adornes innecesariamente. Trata de explicar todos tus puntos con claridad pero sin perderte en la forma y los detalles.

Esto es muy importante sobre todo con los materiales de apoyo. Si presentas un diapositiva (digital o analógica, da igual) sobrecargada de información, atiborrada de letras, tu audiencia ni la va a leer. En vez de servir de apoyo servirá de distracción.

Esto no significa que tengas que expresarte como en un telegrama. Pero si puedes sustituir todo un párrafo escrito por una gráfica y explicarla brevemente de palabra tu audiencia lo captará todo mucho mejor. Los seres humanos somos tremendamente visuales y muchas veces será el atractivo visual de tu presentación lo que hará que tus oyentes te escuchen realmente y presten atención a tus palabras 😉

5. Tú sabes más que la mayoría de tu audiencia.

Quizás te choque un poco esto, sobre todo si aún estás en la universidad. Y sin embargo, es cierto 😉 Cuando expones los resultados de un trabajo es porque has empleado mucho esfuerzo en investigar sobre un tema, quizás has realizado un experimento o a lo mejor has leído mucha información. Si estás en la universidad, el resto de tus compañeros seguro que carecen de esos conocimientos que tú has adquirido; si es un congreso, habrá gente que haya hecho experimentos o trabajos parecidos al tuyo, pero no exactamente como el tuyo. En cualquier caso, como es un trabajo enfocado a un área concreta, lo más probable es que no haya nadie que haya estudiado ese mismo tema con tanto detalle. Podrán saber más que tú, pero probablemente no en ese asunto en particular 😉

No te dejes intimidar por una gran audiencia. Seguramente sepas más que la mayoría sobre tu tema concreto. Y si no, ellos también han estado antes en tu misma situación ;)

6. Practica inglés

Sobre todo si te metes en al ámbito de la academia y la investigación, es imprescindible que aprendas inglés. Es el idioma de la ciencia, así de sencillo. Y además, en cuanto comiences a moverte en un ámbito internacional, independientemente de la rama que elijas, tendrás que hablar inglés. Y exponer en inglés. Así que practica ya 😉

7. ¡Disfruta!

Este quizás es el punto más importante de todos. Si no eres capaz de disfrutarlo, dar una charla se convertirá en un infierno. La preparación, los ensayos, cualquier apartado puede ser tan divertido o aburrido como te propongas. Expónlo ante tus amigos, tu pareja o tu familia para ensayar y encontrar fallos. Seguro que te ríes mucho 😉

También es importante tratar de ser original y divertido sin perder profesionalidad en la exposición. Es un equilibrio difícil, sí. Pero recuerda: ser profesional no es sinónimo de ser un aburrido y un muermo. Así que no dudes en meter alguna imagen divertida, algún chiste, una anécdota o darle un poco de color a tu charla 😉

Y hasta aquí este post con unas cuantas ideas que espero que te sean útiles. Ahora es tu turno de contarme cómo preparaste tu primera charla o cómo la vas a hacer. ¿Conocías todos los materiales de apoyo? ¿Sabes o utilizas alguno que no haya listado? ¿Cuál fue tu experiencia en tu primera charla? Sigue los consejos, olvida tu timidez y comienza a hablar desde ya en los comentarios 😛 😉

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Sobre mí

Biólogo, lector y curioso, siempre. Viajero, escritor y fotógrafo aficionado en los ratos libres. Y mientras tanto, ayudo a jóvenes biólogos en mi blog "El Bichólogo

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