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Como persona de ciencia, eque cada día se extiende más y más en nuestra sociedad. Así que tendrás que empezar desde la carrera a desarrollar tu pensamiento crítico, embotado por viejos sistemas educativos donde predominaba la memorización frente al razonamiento, donde se estudia para aprobar un examen y no para aprender.

Y tendrás también que intentar construir una cultura científica a tu alrededor, entre tus amigos, tus familiares, el mundo que te rodea. Una divulgación cercana no sólo sobre la biología, sino sobre la forma de pensar de un científico. Impulsar el desarrollo de ese pensamiento crítico tan necesario en nuestras vidas.

¿Qué es el pensamiento crítico?

En la wikipedia podrás encontrar una definición mucho más amplia, aunque no es la única. Pero yo te lo voy a explicar brevemente a mi manera, como siempre 😉

Pensar de un modo crítico es hacerlo de forma analítica, sopesando los argumentos a favor y en contra, contrastándolos con tus propias experiencias y conocimiento, de una forma clara y objetiva, sin dejarse influir por prejuicios propios o ajenos. El pensamiento crítico tiene una serie de características muy marcadas:

  • Es una opinión informada: no puedes emitir un juicio sobre algo de lo que no tienes información suficiente.
  • Es objetiva: se basa en hechos contrastados, no en conjeturas, creencias o prejuicios.
  • Es razonada: existe todo un proceso lógico que conduce a esa opinión, está fundamentada y argumentada.

El pensamiento crítico, por tanto, debería ser el estándar en la sociedad. Sin embargo, este tipo de pensamiento es cada vez más escaso. Durante mucho tiempo, los sistemas educativos no han fomentado el razonamiento y la discusión, sino que impulsaron la memoria y usaron las calificaciones desnudas como baremo. ¿Cuántos de vosotros habéis estudiado de memoria para un examen, repitiendo como loros lo que decía el libro, y lo habéis olvidado a los pocos días? Yo lo he hecho, y muchas veces.

Tomemos un poco de perspectiva…

Durante siglos la verdad ha estado siempre en los libros, que han sido el medio para difundir el conocimiento. Si estaba publicado, era cierto. Si lo decía el profesor, era cierto. Esto convertía a la gente poco formada en manipulable, pues cualquier información se podía colocar en un libro y la gente la asumiría como cierta, sin tan siquiera plantearse que podría no serlo, que podría no tener sentido.

Éste es un fenómeno que se ha ido produciendo a lo largo de nuestra historia. Era especialmente importante cuando el nivel de alfabetización era muy bajo. Entonces la élites intelectuales podían manipular a la población, que se fiaba ciegamente por el mero hecho de que ellos habían estudiado. Y esa maleabilidad era muy interesante para algunos, que supieron aprovecharse de ello.

Hoy en día hay cada vez más y más gente con una elevada formación académica y muchísima más gente con una formación básica y suficiente. Pero el problema sigue existiendo, aunque ligeramente distinto. Ya no es cuestión de conocimientos, es cuestión de razonamiento, de que no existe una cultura científica en la sociedad, no hay un pensamiento analítico.

El auge de las pseudociencias

Esta situación actual, con gente formada, con algunas nociones de ciencia, pero sin haber desarrollado un pensamiento crítico, es un caldo de cultivo para embaucadores y mercachifles que tratan de sacar tajada. Es por eso que en esta últimas décadas han surgido con mucha fuerza algunas pseudociencias que han arraigado con inusitada fuerza en la sociedad.

Por un lado siempre han existido adivinadores, cartomantes y gente que afirma leer el futuro en las cosas más inverosímiles. Esto tiene más que ver con el pensamiento mágico que con las pseudociencias, ya que ni hay ni es necesario que exista ninguna relación causa-efecto. En este caso, los supuestos «adivinadores» simplemente se aprovechan de la ingenuidad o de la desesperación de sus clientes para alimentar su propio bolsillo. Largo y tendido se podría hablar de este tema, pero se aleja del tema del blog, así que voy a hablar de otras pseudociencias.

La carencia de un cultura científica en nuestra sociedad provoca un hecho muy curioso: la gente no se preocupa por la ciencia, pero ve en el científico una figura de autoridad intelectual. Por tanto, cualquiera algo avispado puede vestir cualquier creencia o superstición de algo de palabrería barata y un halo «científico» y la gente le creerá a pies juntillas.

La homeopatía se basa los principios de «lo similar cura a lo similar» y en «la memoria del agua». Emplea diluciones seriadas de un compuesto hasta conseguir una de 12CH o incluso menos, donde ya no hay ni una sola molécula del material original. Además, se ha demostrado que su efecto no va más allá del efecto placebo. Y pese a lo absurdo y obvio de todo, su uso se está extendido enormemente hoy en día.

Y numerosas disciplinas se están aprovechando de esto. De entre todas ellas, quizás la que más fuerza hayan cogido en los últimos años han sido el diseño inteligente y la homeopatía. Mientras que el primero no es más que una actualización del creacionismo al mundo moderno y desde un enfoque que pretende ser científico, el segundo trata de vender (literalmente) agua y azúcar como remedios para las más variopintas enfermedades.

Mucho se podría hablar sobre estas disciplinas (y si quieres, algún día le dedicaré un post a cada una de ellas), pero lo importante es que carecen de base científica. Sus propuestas no tienen validez, no siguen ningún método científico, aunque afirman que así lo hacen. Y lo más importante, no resisten un razonamiento lógico y sensato.

Quizás la característica que más me llama la atención de las pseudociencias son sus ataques a lo que llaman la ortodoxia científica, los dogmas de la ciencia. Es su forma de explicar el rechazo ante una sociedad que carece de formación científica adecuada. Afirman que los científicos se enfrentan por sistema a todas esas corrientes que van en contra de la norma establecida. Pero no existe tal norma. No existe el dogma en la Ciencia. Existen lo hechos, las pruebas, las hipótesis falsables y el método científico. Nada es inamovible en Ciencia si hay pruebas que lo contradicen. Y eso es lo que ellos nunca aportan. Pruebas.

Sí, a menudo esgrimen artículos supuestamente científicos, publicados en revistas sin revisión por pares, sin impacto ninguno, sin emplear el método científico y con una metodología deficiente en el mejor de los casos. Sin embargo, por el mero hecho de que usen batas, términos técnicos o sus portavoces alardeen de títulos de doctor, profesor o licenciado, no se les ha de presuponer la verdad absoluta. Igual que tampoco a mí me la debes presuponer en lo que te estoy contando 😉 Está en ti contrastar lo que digo, razonarlo, enfrentarlo a tu propia experiencia y conocimientos, informarte y, finalmente, decidir si tengo o no tengo razón. Eso es pensamiento crítico.

Tu papel

Porque tú tienes un papel muy importante en todo esto. Porque quizás ya has terminado la carrera y tienes el título, o quizás lo vayas a tener muy pronto. Porque durante la carrera habrás desarrollado tu capacidad analítica y tendrás los conocimientos suficientes para abordar estos y otros temas y transmitirlos a la gente, evitando el avance de estas pseudociencias. La divulgación científica tiene un papel fundamental en la lucha contra las pseudociencias.

La gente quiere creer, quiere que existan remedios para enfermedades que la Ciencia aún no es capaz de combatir. Y esa necesidad es explotada por gente sin escrúpulos que puede llegar a poner en peligro la vida de las personas. Por eso es tan importante  y  es tu deber, es nuestro deber, crear esa cultura científica en la sociedad, comenzando por las personas que nos rodean. Tenemos que extender la sana costumbre de ser críticos con la información que nos llueve desde distintos frentes. Predica con el ejemplo, divulga, razona tus opiniones y ayuda a otros a liberarse de la perniciosa influencia de las pseudociencias.

Y de momento lo dejo aquí, aunque se puede hablar largo y tendido de las pseudociencias y los terribles efectos de la incultura científica. Porque cualquiera estamos expuestos al engaño fruto del desconocimiento. Ahora cuéntame tú, ¿qué te ha parecido el artículo? ¿Has tenido que discutir alguna vez sobre alguno de estos temas? ¿Realmente usas un pensamiento crítico? Cuéntamelo todo en los comentarios y, si crees que este post puede ayudar a alguien, difúndelo por las redes sociales 😉

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Sobre mí

Biólogo, lector y curioso, siempre. Viajero, escritor y fotógrafo aficionado en los ratos libres. Y mientras tanto, ayudo a jóvenes biólogos en mi blog "El Bichólogo

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